Les voy a contar algo que desde las cuitas diarias que le pasan a cualquier persona, esta me ocurrió a mí. Desde las atenciones que la familia me dedica está la de regalarme aquello que observan que no tengo o tacañeo. Y digo tacañeo, porque no hay que peor me siente que, lo de usar y tirar ¡No! Y es esto lo que me ocurre con las hojas de afeitar, dado que soy producto de contienda, y por eso, sólo por eso, no estoy acostumbrado a tirar nada de nada, todo es aprovechable, y sino que se lo digan a los ciudadanos del país vecino.
Es ello motivo de que mis adorables hijas piensen tanto en mi, que me compran estoy aquello, lo que causa en mi satisfacción que disimulo, por que no quiero que gasten. Otra cosa es que sea el Día de la Madre, ¡eso es harina de otro costal!, que madre solo hay una. O por lo menos es lo que se dice. Pero a lo que iba por lo indicado por el título, que siendo yo tan tacaño, no me afeito por no gasta. La última maquinilla de usar y tirar, de esas de tres hojas, me ha durado algoasí como un mes; claro que me afeito dos veces a la semana, por lo que, como máximo uso la maquinilla 9 veces. Aunque a decir verdad, he llegado hasta 13 afeitados, que se despellejaba hasta la lámina de suavizante. Y cuando tiro la maquinilla, antes pienso si le podría sacar más rendimiento.
Yo recuerdo cuando mí abuelo Pedro, allá por los años 45, afilaba la hoja de afeitar en el interior de un vaso de cristal, humedecido previamente y frotando esta en un movimiento de vaivén. Aquellas hojas eran nacionales y de dos filos, algo así como ahora el doble filo de la lengua de los políticos, que ejemplo lo tenemos en el madrileño Sánchez reconociendo que se equivocó en la forma ¡pero!,no en su contenido. ¿En que quedamos Pedrito?, en el real o en los ocho cuartos… Ya lo aclararas más concienzudamente.
Resultando que, como quiera que esta vez los Reyes Magos de mi hija pequeña Ro, me trajeron también un estuche con la maquinilla del llamado007 Bond, y dado el tiempo transcurrido, creí procedente dar mis mayores parabienes a mi tersa faz, y que mejor que dar o hacer los honores a mi Ro, rasurándome mi barbilampiña barba tornasolada que por tal, me ayuda a ocultar en el tiempo, mi barba. Aunque esta tenga tres pelos, pues si no tuviera tres pelos ¡ya no sería mi barba! (Canción obsoleta).
Y ya enfrascados en el hacer, sácomeel precioso estuche y desmontando con pena su contenido, voy separando el ungüento de gel, la preciosa maquinilla de cabezal más flexible y direccional que he visto y embutido este en soporte cuan protección de no mellar alguna de sus cinco finas hojas, termino sacando el soporte con cuatro unidades rasuradoras de repuesto. No me lo podía creer, me daba miedo estropearla o que se me cayese; toqué con delicadeza el cabezal flexionándole de un lado para otro, admirando la técnica usada o haciendo memoria en grabar en mi mente con aires de “ingeniería invertida” por aquello de que el día de mañana me fuese a la China copulativa, perdón quise decir copiativa, y montar un negocio de empresa off short.. ¡sí! De ésas de Panamá. Bueno, pues ya manos a la obra, empiezo por humedecerme la cara, cojo el espray con la costumbre de la espuma y ¡zás!, resulta que era gel y como tal tenía que refrotar y extenderlo por la cara y para más sensación ¡era azul! Tal pegote en mis dedos empecé a frotarlo y cuan grande no sería mi sorpresa que ¡cada vez más aumentaba la espuma!, que me asfixiaba. Y me dije “te has pasao Manolo”. Sírvatepues de experiencia Manuel, que un exceso tan azulado no esta hecho para la economía actual, hoy hay que ser más Lighto sea, más falso.Y si presumes de patriota y demócrata de toda la vida, pero no crees en España, entonces, sólo entonces puedes poner tus beneficios otorgados en España, fuera de ésta. Incluyendo ésas empresas Offshore de Panamá o de la Cochabamba.
Luego viene el uso de la maquinilla. Cojo esta y hago como siempre, limpio de espumacon el canto superior del cabezal la patilla y ¡zas!, ¿me corta la patilla?… pues sí. Resulta que lleva en el cabezal de las cuchillas, otra cuchilla en el borde superior que hace la labor o servicio para arreglarse el bigote ¡por ejemplo!. Y yo de pueblo, armé un zafarrancho con la patilladerecha de esas de padre y muy señor mío. Luego tuve que regular la otra patilla izquierda.¡Eso sí! Me quedó la cara de terciopelo. Con la sensación de ser un 007 bombón ¿o bond?, al servicio de la Justicia y su axioma.¡Ah! Y con perdón…
