Que a usted le importa un bledo el que yo diga o escriba, más aún en Semana Santa, que publicanos hay camino de la Península, errantes tras el Sol en las orillas. Y nosotros penitentes haciendo méritos por las calles de Melilla. Cada vez menos.
Dónde ha ido aquella nuestra personal presencia, llena de fervor y penitencia, voz que no se oye allá por la Mesopotamia, donde cristianos son masacrados por el fanatismo de los terroristas. Los que como entrada de tarjeta de plástico o PayPal, quieren formar un estado, del terror en este caso, de aleatoria presencia en la nube de Dropvox "haciendo las Américas" y quizá quien sabe, una banca paradisíaca con aval de don petróleo, incluido turbante y daga como moneda de media luna.
Limpiezas étnicas y religiosas como costumbre medievalistas, agrupación de desvaríos étnicos maléficos al amparo de páginas mal entendidas, fueros caprichosos de clero con ambición desmedida, que como imán atrae buscando adeptos con odios secesionistas, racismos para una lucha de antemano perdida.
Por qué se juega con las Sagradas Escrituras, si un Dios único no ha plasmado con su dedo y palabra, la matanza por petición divina. Cuantos visionarios de carne y hueso, quieren ser modernos profetas sustitutos de aquéllos que con su palabra nos exhortaban a poner la mejilla o a bruñir sus escudos… deslumbrando a la maldad.
Ya sé que usted se dirá al leerme, que querrá decir éste individuo ¿Piense? Porque lo que usted entienda, será su alma…
