El PP y el señor Imbroda utilizan la doctrina de la seguridad nacional, típica estrategia para combatir la libertad ideológica y la democracia, priorizando la seguridad y amenazando con el caos, con el fin de combatir cualquier ideología contraria a sus intereses económicos que en el caso de este partido es vivir de la política y hacer de ella su coto privado de caza,…
…haciendo uso de su cercanía con el poder. Desde Unid@s Podemos creemos que esta estrategia utilizada por un partido envejecido y azotado por la corrupción es mediocre y denota poca preocupación por el bienestar social de su ciudadanía.
La intención de Unid@s Podemos tampoco es asustar a nadie, sino simplemente evidenciar la realidad de un país condenado por el PP a un 33% de pobreza; a una tasa de paro de más del 20% siendo casi la mitad menores de 25 años y con una alta tasa de temporalidad y contratos degradantes (salvo simpatizantes y cargos “a dedo” del PP. Estos sí que trabajan); con una mancha de corrupción y malversación de fondos endémica y con 500 investigados del PP; sin proyecto de país, salvo el que han defendido hasta ahora: enriquecimiento de empresas amigas, evasión de capitales y fraude fiscal y finalmente con recortes en sanidad, educación, derechos y libertades, con una ley de seguridad ciudadana criticada y denunciada por la ONU, que nos ha suspendido en Derechos Humanos.
No es por asustar a nadie, pero mileuristas, pensionistas, padres y madres, personas en paro y quienes defienden el derecho a la libertad y a la igualdad se encuentran bastante lejos de las políticas de clientelismo del PP. Suficientes votos recaudará de su clientela política que sólo buscan el bien privado y que pretenden perpetuar la diferencia de clases sociales con las prácticas a las que nos han acostumbrado durante todos estos años, sin tener en cuenta a los que más lo necesitaban, a la gente más desfavorecida.
Consideramos que el PP debe regenerarse y renovarse profundamente, empezando por la jubilación del señor Imbroda, que con sus políticas de miedo “a la melillense”, es decir, a lo que estamos acostumbrado que es a un nivel político muy limitado, apela al discurso del miedo para intentar parar el inexorable cambio que su propio partido ha provocado. Sabe el señor Imbroda que en una fracción muy importante, la falta de oposición de la que adolece esta ciudad, es debido al miedo a las repercusiones, a las listas negras y a la gran cantidad de favores que ha hecho a las élites económicas de la ciudad. Y afortunadamente, ya no tenemos miedo…