¿Se habría producido la guerra civil si no se hubiera dado el pucherazo electoral que condujo a que gobernaran en España los que no habían ganado las elecciones? Naturalmente, nunca se podrá obtener una respuesta indiscutible a esa pregunta, porque la experimentación es posible en la física o la química, por ejemplo, pero no en las ciencias sociales Leí hace unos días, no recuerdo donde, que Salvador de Madariaga (políglota, ministro de Instrucción Pública en 1934, durante la II República, o sea, que sabía de lo que hablaba) ya explicó, al comienzo de nuestra terrible guerra civil, que el resultado de la contienda sería el establecimiento de un sistema atroz: la dictadura del proletariado, es decir, el comunismo; o la dictadura de la clase media, es decir, el fascismo. Como se sabe -aunque todavía hoy hay muchos que actúan como si, o intentan hacer creer como que, la guerra la ganaron los que la perdieron- triunfó el segundo sistema, el fascismo comandado por Serrano Suñer, aunque Franco terminó estableciendo, durante muchos años, una dictadura militar, de la que ahora casi todo el mundo reniega y abomina, incluyendo muchos melillenses que hoy se declaran socialistas de siempre pero a los que jamás vi un gesto de mínima rebeldía durante esos 40 años de dictadura.
Lo tremendo es que ahora se ha demostrado, gracias al reciente y exitoso libro de Manuel Alvarez Tardío y Roberto Villa García "1936: Fraude y violencia", lo que ya antes se intuía: que la victoria electoral del Frente Popular en febrero de1936 fue un pucherazo, lleno de trampas electorales protagonizadas por los comunistas, y que al menos el 10% de los escaños, 50 en total, se obtuvieron mediante un fraude con violencia, por lo que el triunfo de la extrema izquierda no se produjo en realidad. La obvia pregunta que esto sugiere es: ¿se habría producido la guerra civil si no se hubiera dado el pucherazo electoral que condujo a que gobernaran en España los que no habían ganado las elecciones? Naturalmente, nunca se podrá obtener una respuesta indiscutible a esa pregunta, porque la experimentación es posible en la física o la química, por ejemplo, pero no en las ciencias sociales, pero lo que sí se puede concluir, basados en la lógica, es que muy probablemente sin pucherazo no habría habido levantamiento militar ni la posterior guerra civil. El pucherazo produjo muchos muertos, quizás evitables. La moraleja: hacer trampas electorales es muy, muy peligroso y es, además, lo peor en lo que pueden incurrir los que se dedican a la política.
Uno de los muertos de esa España enfrentada fue el gran poeta Miguel Hernández, que murió el 28/3/1942, o sea, esta semana pasada fue el 75 aniversario de tan lamentable suceso. Autor de poemas tan impresionantes como las "Nanas de la cebolla", dedicadas desde la cárcel a su hijo recién nacido, o la famosa Elegía dedicada a su amigo Sijé, que empieza con el conocido "En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha muerto, como el rayo, Ramón Sijé, con quien tanto quería" y que termina con el aún más conocido "A las aladas almas de las rosas/ del almendro de nata te requiero/ que tenemos que hablar de muchas cosas/ compañero del alma, compañero". El legado poético de Miguel Hernández es tan inolvidable como impresionante, un gran activo de la gran, y tantas veces martirizada, España. "Me llamo barro aunque Miguel me llame/ Barro es mi profesión y mi destino/ que mancha con su lengua cuanto lame". Así se autodefinía Miguel Hernández, pero ese barro no desaparecerá.
La que sí desaparecerá, en el barro o en lo que sea, es nuestra Melilla, si no tomamos consciencia de que hemos de cambiar y que el cambio es inevitable. Leía el miércoles un editorial de El Mundo sobre "la necesidad de una televisión pública plural e independiente", conscientes de que "la credibilidad y la audiencia están más bajas que nunca" y que los medios públicos "se dedican, con el dinero de todos, a hacer propaganda partidista", tanto en la televisión pública estatal como en las autonómicas, Melilla incluida. A mí me parece que la cuestión, la pregunta inicial básica, no es si la televisión pública debe ser plural e independiente (algo casi imposible de lograr, como la experiencia demuestra) sino discernir si deben, o no, existir las televisiones públicas. Para mí la respuesta es clara, pero al menos y en lo que al caso melillense se refiere, se debería de estudiar un sistema mixto de gestión en la televisión pública, como ya se ha hecho en las autonomías de Aragón y Murcia, por ejemplo. Esa es otra de las propuestas que SODEMEL hace suya.
"Con los años creo más en las imperfectas, aburridas, pero imprescindibles instituciones internacionales. Y estoy más convencido de que sin ellas se repetiría nuestra historia europea de guerra y dolor" (Keith Lore, historiador británico unionista europeo, en La Vanguardia, periódico catalán escrito en español, el más leído en la Comunidad Catalana, en el que se publica que los catalanes contrarios al independentismo son más , 4 puntos porcentuales más, que los partidarios). Con los años también creo yo que las instituciones políticas nacionales y locales, aunque sean malas, en muchos casos son mejores que las alternativas existentes y, en cualquier caso, son imprescindibles para no repetir nuestra historia española de guerra y dolor.
Posdata. Llega a mis manos un espléndido trabajo/investigación de fin de máster, "El sistema económico melillense: Visión de futuro", de un joven y brillante melillense, Fernando Lamas Moreno. El trabajo, muy meritorio, estaba orientado, obviamente, a no melillenses y, en ese sentido, a pesar de ser amplio -unas 100 páginas- es menormente ilustrativo y una muy buena descripción de lo que hoy por hoy es Melilla. Muy importante, desde el punto de vista local y el de SODEMEL, son las dos conclusiones finales del estudio de Fernando: Atraer inversión externa es la mejor opción de Melilla; Invertir en iniciativas turísticas, comercio, servicios y el mercado inmobiliario, es necesario. Coincidimos con ambos puntos y, como le he dicho ya en privado, contamos con la aportación de Fernando, y de otros jóvenes y brillantes melillenses, para enriquecer el nuevo Plan Estratégico de nuestra ciudad y hacerlo más operativo y eficaz.