Noviembre estaba siendo relativamente tranquilo en el perímetro fronterizo melillense después de un intenso mes de octubre, en el que se produjeron hasta 12 intentos de entrada masiva a través de la valla. Ayer se rompió esa racha sin incidencias durante una madrugada de gran presión migratoria, donde se dieron cuatro intentos de entrada desde las cinco de la mañana por distintos puntos de la alambrada, protagonizados por varios grupos numerosos. Entre todos sumaban alrededor de 400 inmigrantes, de los que solo uno consiguió finalmente su objetivo de entrar a Melilla. Sin embargo, la novedad de los intentos de ayer fue que los porteadores que a primera hora de la mañana se dirigían a la frontera de Barrio Chino se enfrentaron abiertamente contra los inmigrantes en territorio marroquí para evitarles llegar a la valla. La Guardia Civil activó la alerta en la frontera tras detectar a un grupo de unos 70 inmigrantes en las proximidades del paso fronterizo de Beni-Enzar, en una zona conocida como Villa Pajares. Sobre las cinco de la mañana, unos 70 subsaharianos trataron de saltar la valla y algo más de diez llegaron incluso a la zona intermedia de las dos verjas, según informaron a MELILLA HOY fuentes policiales. Uno de ellos, el más rápido, logró entrar a la ciudad, el único que lo consiguió ayer en todos los intentos registrados en el perímetro. La frontera tuvo que ser cerrada durante 20 minutos como consecuencia de este salto.
Después de este intento, según apuntó la Delegación del Gobierno, unos 300 inmigrantes se acercaron a la valla por la zona marroquí conocida como Zoco el Had. La ayuda de las fuerzas auxiliares del país vecino impidió que ninguno de ellos llegara a saltar la frontera. Posteriormente hubo otros movimientos de inmigrantes al otro lado del perímetro con cierta intensidad, tal y como apuntó la institución gubernamental.
Según informaron fuentes policiales, esas aproximaciones se produjeron concretamente por la zona del paso fronterizo de Barrio Chino, Villa Pilar y el paso de Farhana, entre las siete y las ocho de la mañana, aunque en todos los casos se quedaron lejos de la valla sin llegar a tocarla. El intento de Barrio Chino fue el más numeroso de estos tres, además del más problemático, ya que los inmigrantes se encontraron con el rechazo de los porteadores que a esa hora iban a trabajar.
Algunos de los porteadores agarraron piedras e incluso las llegaron a lanzar contra los inmigrantes para evitar que se acercaran al paso fronterizo. “Ha sido un caos”, afirmaba un porteador a los periodistas a primera hora, cuando el bullicio de cada mañana ya estaba instalado en el puesto de Barrio Chino. Probablemente, los porteadores querían evitar de esta manera que la frontera quedara cerrada por el intento de entrada, como ya ha pasado otras veces por razones de seguridad, complicando la jornada a quienes se dedican a pasar la mercancía. Esta situación no se había dado hasta ahora en la frontera melillense, algo que posiblemente pudo haber influido para que ninguno de los aproximadamente 200 inmigrantes que trataron de entrar por Barrio Chino lograra siquiera acercarse a la valla.
Después de este intento de entrada se registraron otros dos que se han quedado en meras aproximaciones, uno en la zona de Villa Pilar, en el que participó un centenar de inmigrantes, y otro por el paso fronterizo de Farhana, donde trataron de llegar a la valla alrededor de 50. Al igual que ocurrió en el de Barrio Chino, ninguno de los inmigrantes logró aproximarse a la alambrada.
La Guardia Civil desplegó todo el dispositivo anti-intrusión, con unidades de su Comandancia en Melilla y los módulos de la Agrupación de Reserva y Seguridad (ARS) destinados al refuerzo fronterizo. La Delegación del Gobierno destacó “nuevamente” la cooperación y despliegue de fuerzas marroquíes.
