Unos 300 inmigrantes protagonizaron ayer un nuevo intento de entrada masiva en la valla de Melilla en “una de las madrugadas más tensas” que ha vivido el perímetro fronterizo entre nuestra ciudad y Marruecos por la presión migratoria. El salto de ayer, el segundo en apenas 24 horas y el sexto de este mes, se saldó con la entrada de 8 subsaharianos y más de una decena de heridos entre guardias civiles e inmigrantes que tuvieron que ser atendidos en el hospital y a pie de valla. Además, un tramo de la valla sufrió “graves daños” tras ceder por el peso de unos 140 inmigrantes que se quedaron encaramados en la valla durante varias horas hasta que poco a poco fueron bajando para ser entregados a las autoridades marroquíes. La Delegación del Gobierno, que denunció una “violencia extrema e inusitada” empleada por los inmigrantes, informó además de que la Guardia Civil denunciará a tres de los inmigrantes que ayer accedieron de forma irregular por atentado y desobediencia a la autoridad. Es la primera vez que se adopta esta medida en un salto a la valla. El intento de entrada se registró poco antes de las seis y media de la madrugada en la zona de Villa Pilar, entre el aeropuerto y el cementerio musulmán. Sin embargo, el dispositivo anti-intrusión de la Guardia Civil se activó cuatro horas antes, ya que estuvo en alerta durante toda la madrugada por las aproximaciones a la valla de pequeños grupos de inmigrantes por diferentes puntos del perímetro. Posiblemente los subsaharianos pretendían de este modo despistar o dividir a los agentes y tener más probabilidad de éxito en un intento mucho más numeroso, en el que participaron alrededor de 300 inmigrantes. Según informó la Delegación del Gobierno, los inmigrantes se ayudaron de piedras, palos, cuchillos, ganchos, cuerdas y otros objetos contundentes, lo que permitió que gran parte del grupo lograra rebasar a las fuerzas de seguridad marroquíes y aproximarse a la valla de Melilla. En un vídeo distribuido por la Delegación del Gobierno se podía ver numerosos objetos de este tipo que fueron intervenidos por la Guardia Civil, la mayoría ganchos rústicos elaborados por los propios inmigrantes con hierros retorcidos para escalar la valla, reforzada desde hace cuatro meses por la malla antitrepa, elemento que ha reducido de forma considerable el número de entradas al dificultar el acceso reduciendo los agujeros. Entre los elementos decomisados también había ganchos con cuerdas para utilizarlos a modo de catapulta en el intento de entrada, así como palos y zapatillas con tornillos incrustados en las suelas para ayudarse en la escalada. Fuentes policiales informaron a MELILLA HOY de que muchos de estos elementos podían servir perfectamente como arma blanca de los inmigrantes contra el despliegue de seguridad. De hecho, uno de los subsaharianos amenazó a un agente del GRS con una navaja de afeitar cuando se disponía a ayudarle a bajar la valla. Casi la mitad, unos 140, lograron encaramarse a la valla, donde según la Delegación del Gobierno los inmigrantes mostraron una “violencia extrema e inusitada” que demostraron, sobre todo, en los primeros momentos del salto masivo. Fue entonces cuando algunos de los subsaharianos lanzaron contra los agentes de la Guardia Civil ropa ardiendo rociada con gasolina para evitar el control policial. Además, también llevaron a cabo forcejeos en la valla que terminaron con uno de los guardias civiles cayendo desde una altura de casi 5 metros por la patada de un inmigrante que se negaba a bajar. Se trata concretamente de un suboficial del Grupo de Reserva y Seguridad (GRS), que tuvo que ser trasladado al Hospital Comarcal, lugar al que también fueron trasladados otros cuatro agentes y cinco inmigrantes heridos de diversa consideración. En concreto, este guardia civil y un inmigrante estuvieron durante varias horas en observación por sendos traumatismos craneoencefálicos y otro subsahariano quedó a la espera de ser intervenido quirúrgicamente por una herida en el mulso. El resto fueron dados de alta tras ser atendidos por heridas, contusiones y cortes por la Cruz Roja, que llevó a cabo varios de los traslados en su ambulancia y cuya colaboración agradeció de forma significativa la institución gubernamental. Según la Delegación, al otro lado de la valla también hubo heridos, entre ellos un agente marroquí que fue rodeado por un grupo de inmigrantes, al cual “golpearon con ensañamiento”, para posteriormente terminar agrediéndolo con arma blanca. Más de seis horas El intento de entrada se prolongó durante más de seis horas, ya que los 140 inmigrantes que lograron acceder al entrevallado se encaramaron al perímetro negándose a bajar para ser entregados a las autoridades marroquíes, algo que finalmente ocurrió poco a poco conforme iban desistiendo de su actitud. Algunos de los inmigrantes mostraron resistencia, sobre todo durante las primeras horas después del salto. Después, el desánimo empezó a cundir entre el nutrido grupo, donde muchos bajaron por su propia iniciativa empleando las escalerillas de la Guardia Civil. Uno de los momentos de mayor tensión tuvo lugar sobre las nueve, cuando tres inmigrantes que estaban encaramados en el perímetro se soltaron de la valla y saltaron al suelo aprovechando un despiste de los agentes. Estos inmigrantes lograron rebasar el despliegue de seguridad adentrándose en la ciudad rumbo al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), que sigue saturado y por encima del doble de su capacidad. Precisamente un grupo numeroso de inmigrantes acogido en el CETI se acercó al lugar del salto para jalear al resto y animarles a que bajaran, algo que incluso los subsaharianos encaramados estuvieron a punto de hacer descendiendo hasta situarse cerca del suelo. Sin embargo, la Guardia Civil los obligó a subir y a reagruparse en lugar de dispersarse a lo largo de toda la valla para poder tener un mayor control de la situación. El coronel jefe de la Guardia Civil en Melilla, Ambrosio Martín Villaseñor, y el segundo jefe del Cuerpo, el comandante Arturo Ortega, estuvieron parte de la mañana a pie de valla supervisando el dispositivo de seguridad en la valla, que cacheó a los inmigrantes, comprobó su estado físico y les facilitó agua. Hay que destacar que muchos de los agentes llevaban la cara cubierta por una mascarilla. Denuncia sin precedentes Los tres inmigrantes que saltaron de la alambrada y salieron corriendo hacia el CETI son los tres sobre los que recaerá la denuncia que la Guardia Civil presentará contra ellos por atentado y desobediencia a la autoridad. Es la primera vez que se adopta esta medida con inmigrantes que han accedido a Melilla irregularmente tras un salto a la valla, ya que hasta ahora el instituto armado había emprendido esas acciones judiciales contra ocupantes de determinadas pateras por mostrarse agresivos en alta mar, y también contra los inmigrantes que iban a bordo de tres vehículos kamikazes, concretamente dos motos y un coche. Además de estos tres inmigrantes, también lograron entrar ayer a Melilla los otros cinco que fueron trasladados al hospital, si bien la Delegación del Gobierno distinguió entre ambos grupos, dado que los que entraron por estar heridos fue una asistencia humanitaria de la Guardia Civil, al contrario que los que rebasaron el control policial. La valla fronteriza también sufrió daños durante el intento de salto masivo después de que un tramo de aproximadamente 30 metros cediera por el peso de los inmigrantes encaramados y su “actitud beligerante”, según la Delegación del Gobierno. Antes de que se bajaran todos los inmigrantes, varios operarios empezaron a reparar el tramo de valla fronteriza afectado, que se vino abajo formando un visible agujero en la zona superior de la alambrada. MELILLA HOY pudo comprobar que ayer por la tarde, 12 horas después del salto masivo, seguían las labores de reparación. Al mismo tiempo, a escasos metros en zona marroquí, operarios del país vecino se afanaban en la instalación de su propia valla, de menor altura y forrada de varios rollos de concertina, que ha sido muy criticada por diferentes ONG, asociaciones de Derechos Humanos y algunos partidos políticos. El CETI El CETI, que se mostraba tranquilo y sin novedades poco después de producirse el intento de salto masivo, registró la entrada de los primeros cinco inmigrantes en torno a las diez de la mañana. Eran cinco subsaharianos varones, jóvenes que decían proceder de Camerún. Fuentes del centro informaron a este Periódico de que todos siguieron el protocolo que siempre se aplica ante la llegada de nuevos extranjeros indocumentados al centro, en el que se incluye la identificación para tramitar la correspondiente reseña en cumplimiento de la Ley de Extranjería. También pasaron por la sala de enfermería para llevar a cabo un reconocimiento médico tras recibir el kit de bienvenida, en el que se incluye ropa nueva y artículos de higiene personal. Uno de ellos sufría una lesión en la pierna y mostraba una leve cojera, según han informado las mismas fuentes. Con la llegada de estos inmigrantes al CETI se agrava la sobreocupación que ya viene sufriendo el centro desde hace meses y que se encuentra muy por encima del doble de su capacidad máxima, que es de 480 plazas, a pesar de los traslados de grupos que se llevan a cabo periódicamente a la península. Repunte de la presión El intento de entrada de ayer es el segundo que sufre el perímetro fronterizo de Melilla en apenas 24 horas y el séptimo de los que ha registrado la ciudad tanto por tierra como por mar en lo que va de octubre, lo que indica un repunte de la presión migratoria después de un mes de septiembre con una sola tentativa.