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Unión Aduanera Europea y Estatuto de Autonomía

El conocimiento es siempre contemplación de algo a través de un principio, el conocimiento depende de los principios, escribió uno de nuestros más grandes pensadores, D. José Ortega y Gasset en uno de sus libros, dedicado a Leibniz, que elaboró una lista de diez principios, entre ellos ocho insaturados originalmente por él, como el principio de contradicción, el de la uniformidad, de la diferenciación, de la conveniencia, del equilibrio o ley de justicia y el del mínimo esfuerzo.
Principio, dice Ortega, es una noción abstracta, es aquello que en un orden dado se halla antes que otro. Lo constitutivo del principio es que le siga algo, y no que no le preceda nada.
Si combinamos los principios de la uniformidad, la conveniencia y del mínimo esfuerzo el resultado es un conocimiento lamentable, que tiende a ocasionar y/o mantener males profundos.
El miércoles pasado acudí, invitado por Juanjo Imbroda -acostumbro acudir a los actos a los que me invitan y a no acudir a aquellos a los que no soy explícitamente invitado- a un acto del PP con empresarios melillenses, que no son solo los que pertenecen y/o dirigen a alguna asociación empresarial más o menos oficial. La novedad es que el ponente era el presidente del,Partido Popular de Canarias, Manuel Domínguez, que me causó una magnífica impresión.
Quizás el tema central de la reunión fue el de la conveniencia, o no, de que Melilla pida y consiga entrar en la Unión Aduanera Europea, para lo cual era sumamente interesante conocer la experiencia y los resultados de Canarias tras incorporarse a esa unión aduanera europea. Manuel Domínguez, acudiendo al principio de la conveniencia, lo describió magistral y sucintamente: “A nosotros nos ha ido bien”. Y después, por si no había sido suficiente su afirmación inicial, añadió: “si no estuviéramos en la Unión Aduanera Europea no tendríamos comercio en Canarias”.
Para aquellos acogidos al principio del mínimo esfuerzo (mental) lo característico es poner el acento en los riegos (ciertos o inventados) a la hora de que se pueda intentar cualquier cambio, aunque el presente, derivado de un pasado ya fracasado, solo nos debería llevar a la conclusión de que es imposible, radicalmente imposible, estar peor de lo que estamos, especialmente desde la óptica económica y comercial.
La pega, una y otra vez esgrimida por bastantes comerciantes melillenses, es el temor a no poder mantener las ventajas fiscales -sobre las que, en su conjunto, habría mucho que hablar- que desde hace muchos años tiene Melilla. La respuesta de que el mantenimiento de esas ventajas fiscales sería un pre requisito para avanzar en la inevitable negociación para la entrada de Melilla en la UA -una respuesta repetida una y mil veces- no es suficiente para algunos comerciantes locales, cuyo empecinamiento en el miedo al cambio es tan fuerte como su sumisión ancestral al poder político. “No hay nada que perder”, les intentaba tranquilizar Manuel Domínguez, basándose en la ya larga experiencia canaria. Y, efectivamente, no hay nada que perder y todos los obstáculos se pueden superar, si se intenta…excepto el miedo al cambio, mezclado con la corta conveniencia particular y la pleitesía al poder público, de algunos comerciantes locales.
Otro asunto muy importante que surgió en la reunión fue el de nuestro peculiar Estatuto de Ciudad, una excepción en el marco del Estado español de las Autonomías. Si queremos, debemos y necesitamos avanzar en el terreno económico, también lo debemos de hacer en el político. Melilla, junto con Ceuta -cuyo problema básico de existencia es el mismo de Melilla- deberían ser la 18ª Autonomía de España.
Pudo haber otra solución -entrar en Andalucía- pero ya no la hay. Puede haber un Estatuto de Autonomía para Melilla y otro para Ceuta. Poder, todo es posible, en teoría. Yo también puedo aspirar -reduciendo al absurdo el tema y para tener más cerca el poder de decisión- que mi casa sea una Autonomía. Y lo mismo podrían pretender todos y cada uno de los melillenses y ceutíes, pero eso es absurdo. “La unión hace la fuerza”, dijo el presidente del PP de Canarias al finalizar la reunión. Pues eso. Y una recomendación a los políticos que ahora se oponen, por razones de conveniencia cortoplacista y partidista, a lo de la autonomía conjunta de Melilla y Ceuta: piensen en el bien de los ciudadanos de las dos ciudades e incluso en el de España y la Comunidad Europea y antepónganla a un posible mejor resultado electoral próximo.

Posdata
“Ni posada, ni leches; venga, pasaporte y permiso de trabajo”. La ilustración de ese texto es un policía moderno, que es el que habla, frente a una pareja (que pudiera ser San José, con un cayado, y la Virgen con El Niño, en burro). Es un trabajo, una genialidad más de Forges, del que me acaban de regalar un libro, “Gracias Forges, 1942-2008”, que es un homenaje más al gran genio. Y que viene muy bien en esta MELILLA EN PELIGRO (lean, además de mi libro ya publicado con ese tÍtulo, el artículo de José Megías del jueves pasado). Y tengan en cuenta que, como dijo George Orwell, en una época de engaño universal, decir la verdad constituye un acto revolucionario.

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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