El aeropuerto de Melilla realizó ayer un simulacro de accidente aéreo, dentro de su Plan de Autoprotección, con el objetivo de actuar de forma adecuada ante una situación de este tipo y reducir al mínimo sus consecuencias. Alrededor de 70 personas de diferentes organismos trabajaron de manera coordinada durante más de dos horas en este ejercicio para atender la emergencia aeronáutica, producida a raíz de una salida de pista simulada debido al mal tiempo. A falta de hacer un análisis pormenorizado de la actuación de todos los colectivos implicados, el primer balance de este simulacro es positivo. El ejercicio se desarrolló en la zona militar del aeropuerto de Melilla. Allí, en mitad de la explanada, un microbús simulaba ser un avión ATR 72 600, como los que conectan nuestra ciudad con la península, que acababa de tomar tierra con 24 pasajeros a bordo. Sin embargo, debido al viento cruzado, la aeronave se sale de la pista 15 unos 200 metros por la explanada militar, generando bastante humo.
A partir de entonces, en la zona militar del aeropuerto se empezó a escenificar un ir y venir de vehículos de emergencias con el objetivo de apagar el fuego en el avión accidentado, y poder evacuar así los heridos y atenderlos para derivarlos a los centros sanitarios.
La dimensión del accidente obligó a activar el Plan Territorial de Emergencia de Melilla (Platerme), que da lugar a la participación de los servicios de emergencia de la Ciudad Autónoma, además de la Delegación del Gobierno, Comandancia General de Melilla, Comandancia Militar Aérea y servicios de emergencias 112 y 061.
También actuaron el Servicio Aéreo de Rescate (SAR), la Consejería de Seguridad Ciudadana de Melilla, psicólogos, el juez de guardia, efectivos de Bomberos, Policía Local, Policía Nacional y Guardia Civil, además del personal de Aena y de otros colectivos y empresas que desarrollan su labor en el aeropuerto de Melilla, como son, por ejemplo, los trabajadores de mantenimiento de esta infraestructura.
El Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa) tuvo un papel muy activo en el simulacro, al que desplazó dos ambulancias (una medicalizada y otra convencional) con sus respectivas dotaciones compuestas por un médico, un enfermero y cuatro técnicos, bajo la dirección de la coordinadora del servicio. Este equipo contó con el apoyo de una ambulancia militar con dos sanitarios para la atención sanitaria a las víctimas del supuesto accidente aéreo.
Evaluación positiva
El objetivo del ejercicio era comprobar y evaluar los procedimientos de actuación en caso de un accidente aéreo, así como analizar la eficacia de los mismos, los tiempos de respuesta y el grado de conocimiento e integración de todos los colectivos implicados para atender este tipo de emergencias.
El director del aeropuerto de Melilla, Joaquín Rodríguez, explicó que aunque aún queda por desarrollar la fase de análisis, la primera evaluación del simulacro es positiva. Según dijo, se activaron correctamente todos los efectivos y se coordinaron de manera eficaz para poder atender la emergencia y los heridos (tres graves, diez de diferente consideración y diez leves, además de un fallecido).
El viento, causante de la salida simulada del avión, fue protagonista durante el simulacro, ya que dificultó en un primer momento las comunicaciones entre los diferentes efectivos, aunque se pudo solventar la incidencia sobre la marcha y dar por concluido el ejercicio pasadas las 13.00 horas.
Uno cada dos años
El director del aeropuerto agradeció la implicación de todos los colectivos en este simulacro, que se enmarca en el Plan de Autoprotección, el cual se mantiene plenamente actualizado y operativo mediante simulacros periódicos y parciales. Al cabo del año pueden llegar a alcanzar la quincena, aunque ejercicios tan exhaustivos como el de ayer sólo se producen cada dos años para poner a prueba y evaluar la capacidad de respuesta de los diferentes servicios que se prestan en el aeropuerto melillense.
