Ya no nos podemos fiar ni de las predicciones de GAD3 (Michavilla), que acertó en las elecciones autonómicas y locales, pero ha fallado en las generales, con el resultado que pudimos padecer esa tenebrosa noche del infernal 23 de julio. Lo que las urnas nos dijeron fue que ni la derecha -PP y Vox- puede gobernar, ni la izquierda -PSOE y Sumar- tampoco, excepto si se ponen al cuello la soga de la ruptura de España, de la monarquía y de la Constitución.
A PP y Vox se les puede aplicar hoy el triste y famoso dicho de “ni contigo, ni sin ti, tienen mis penas remedio”. Lo mismo se puede aplicar al binomio PSOE-Pedro Sánchez, que hace impensable cualquier tipo de acuerdo entre los dos grandes partidos nacionales, PP y PSOE.
Me parece que, a día de hoy, lo más probable -y lo menos malo- es que vuelva a haber elecciones en Navidad, quizás el 24 de diciembre de 2023. Y allí, si no hay cambio en la relación PP-Vox ni en la jefatura del PSOE, lo lógico -que no siempre es lo que se produce- sería que el resultado de las elecciones navideñas fuera un nuevo combate nulo, después de varios cientos de millones gastados en elecciones y varios meses más de Gobierno horroroso, empobrecedor y anti progreso en España.
“El discurso de Vox hay que confrontarlo, no obviarlo”, como hizo Ayuso, dicen que ha dicho un dirigente popular. La comparación de los votos de Vox en Madrid en las autonómicas y en las generales (el doble que las autonómicas) ha lastrado, decisivamente, el resultado electoral del PP, de la derecha en general. También los 7 diputados más del PSOE en Cataluña con respecto a 2019, restándoselos a los independentistas y evitándoselos al PP constitucionalista, han sido fundamentales para llegar a este desastre político español.
Por cierto y aunque casi no se ha tenido en cuenta: el PP tiene mayoría absoluta en el Senado: 120 electos más los 23 que tiene asignados automáticamente ¿Por qué? Porque se vota de otra forma, más directamente proporcional al número de votantes, no el endemoniado sistema que se utiliza para el Congreso.
¿Qué hubiera ocurrido en España si el sistema electoral fuera como el de Francia, por ejemplo? Pues que, tras la segunda vuelta electoral, a la que solo se pueden presentar los dos partidos más votados en la primera vuelta, uno de los dos tendría mayoría absoluta y podría gobernar. Por supuesto, ningún partido pequeño, con el voto individual sobrevalorado, ningún partido anti francés, llegaría -ni ha llegado jamás- a la segunda votación. El Partido Socialista francés tampoco ha llegado, durante los últimos años, y el antes poderoso partido hoy es casi insignificante en Francia.
¿Una conclusión? Mientras exista Vox, la derecha no gobernará. El gran servicio que puede hacer Vox a España: no presentarse a las -probables- elecciones de diciembre. Y en Cataluña, una alternativa constitucional a la izquierda, que ahora ha votado al PSOE encabezado, allí, por un inútil farsante buenista (recuérdese lo que ocurrió con el covid y el falso experto). Lo que restaría a Sánchez capacidad de relato mínimamente creíble: que Feijóo le ofreciera públicamente un gobierno de coalición nacional.
Y un aviso final respecto al comunismo que nos acecha: Es fácil pasar de la utopía (comunismo) a la violencia. La democracia liberal es la única institución conocida y probada que permite a optimistas, pesimistas y odiadores convivir sin matarse unos a otros en el mundo tal como realmente es.
MELILLA, ESPAÑA, EN PELIGRO
Tal era y es el título de mi libro sobre los primeros catorce años del periódico de Melilla, MELILLA HOY. Cuando se creó el periódico la amenaza de grave peligro se estaba ya cerniendo sobre nuestra ciudad. Hoy tal peligro es aún mayor que entonces y el resultado de las elecciones generales del 23 de julio amenaza con un Gobierno de comunistas y antiespañoles separatistas que para Melilla, para su españolidad y muy especialmente para nuestras relaciones con Marruecos, sería una fatalidad insoportable.
