Querido lector, es evidente que en la vida, no todo son disgustos. La mayoría de nosotros y yo mismo el primero, solemos ser muy agoreros y posiblemente pesimistas, apreciación esta última tan cierta como la primera. Y es que la vida también demuestra que el mundo actual, en un sistema de producción capitalista donde todo lo regula el mercado,…
… existen colectivos sociales que, con trabajo o sin él, las penalidades y las insuficiencias les perseguirán durante su existencia.
Incluso, peor aún, la situación está llegando a un punto tan inhumano que, nosotros, los actuales ciudadanos de Europa, los de principio del siglo XXI (por acotar un espacio), estamos viendo y sufriendo como en unos momentos de crisis económica, social y política, cuando más necesarios son los derechos vinculados al mundo laboral y a las condiciones de vida de las personas (derechos que defiendan la cohesión social y garanticen la dignidad y la equidad), resulta que los sectores y gobiernos que defienden la salida de la crisis con políticas neoliberales consideran que esos derechos de protección social son perturbaciones del mercado que hay que anular. Es más, en España toda esta circunstancia ha sido más denigrante en la medida que en los últimos años y desde el poder, se han desarrollado agresivas y falsas campañas contra el sindicalismo. Maniobras que han buscado debilitar o romper el espinazo sindical como paso previo para acabar con los derechos sociales y allanar el camino a los recortes del Estado de bienestar. <
Precisamente por lo dicho, mi alegría ha sido inmensa al ver que los sindicatos CCOO y UGT (el mío durante 35 de mis 42 años como funcionario y que aún lo es como afiliado en la Unión de Jubilados de la UGT), lejos de acojonarse y empequeñecerse han asumido su papel histórico y constitucional y al detectar las cifras de la dramática realidad (23% de paro, 13 millones en riesgo de pobreza, 3 millones en pobreza severa, sólo 4 de cada 10 parados cobran cobertura, 2,1 millones no tienen trabajo ni protección, 2 millones de niños sufren pobreza infantil, etc.). Ante la insuficiencia que tiene el sistema actual de prestaciones para atender demandas de protección social, se han dedicado a recoger firmas para que a través de una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) se consiga una ley que rescate a las personas excluidas y combata la desigualdad existente. Una ley que permita cobrar una prestación de ingresos mínimos (unos 426€/mes) para aquellas personas con escasa o sin cobertura social pública (afectaría aproximadamente a unos 2 millones de personas). Una ley que responda a la necesidad social cívica y democrática.
Por cierto, sabes, querido lector, que lo mejor, puede ser que toda la izquierda política, sea la que dentro de poco puede estar ocupando la Moncloa, incluso, están de acuerdo y colaboran con UGT y CCOO en esa recogida de firmas. ¿Qué a ti te parece fatal y negativo esto y que pueda mandar la izquierda en España?, esa será tu opinión, yo expreso la mía que no es otra que estar siempre con el conjunto de trabajadores de este País y con la clase empresarial, sindical y política honrada y honesta.
Queridos paisanos, salud, paz, libertad y trabajo bien retribuido.
