La decepcionante -una vez más- visita del Ministro del Interior, Fernández Díaz, a Melilla del pasado martes, junto con la que realizó el Ministro de Justicia, Catalá, la semana pasada, pone de manifiesto la realidad de la política del Gobierno Rajoy para con la Ciudad Autónoma de Melilla.
Tanto el uno como el otro se acercan a nuestra ciudad por cuestiones electoralistas, vienen a mostrar su apoyo al clan Imbroda, identificando, como hacen los malos políticos, a Melilla con una casta de políticos imputados. Melilla son ellos. Y los dos ministros nos llenan de vergüenza porque se comportan no como ministros del gobierno de España y de los españoles sino como ministros partidistas y partidarios.
Para acabar su sectaria visita, al sr. Fernández Díaz no se le ocurre otra respuesta, a preguntas de la prensa sobre qué iba a hacer España para aclarar las circunstancias de la muerte de dos jóvenes melillenses, Emin y Pisly, que fallecieron en octubre de 2013 a consecuencia de los disparos efectuados por agentes de la Marina Real marroquí, que “no iba a hacer nada para mantener las magníficas relaciones con Marruecos”, con lo cual dejan a unos padres indefensos y sin ningún tipo de respuesta ante el asesinato de sus hijos, ciudadanos españoles, y nos deja al resto de los españoles desprotegidos, inermes y desamparados ante cualquier violación de nuestros derechos, de los derechos humanos, y de la ley y de la justicia que nos corresponde como ciudadanos españoles que debiera ser defendida por nuestro gobierno. Pero claro, cómo osamos pedir esas cosa básicas a un señor que se esconde cobardemente detrás de los uniformes de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, y los abandona ante la justicia ordinaria por cumplir sus órdenes ilegales, cuando él es el único responsable.
En fin, un viaje lamentable con unas declaraciones poco ejemplares que nos demuestran en qué manos estamos.
