La situación de los migrantes acogidos en la Plaza de Toros volvió ayer a dar una nueva vuelta de tuerca. Después de que el coso taurino fuera desalojado a las 12 de noche del lunes 10 de mayo tras la extinción de los contratos con los servicios de vigilancia y mantenimiento al decaer el estado de alarma y cerca de un centenar quedaran en la calle al no estar entre los 60 que sí fueron admitidos en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), anoche, sobre las 23.00 horas, la Plaza de Toros volvía a reabrir sus puertas para evitar que estas personas pasaran su segunda noche consecutiva a la intemperie. La decisión fue tomada por la Consejería de Distritos que dirige Mohamed Ahmed de CPM, después de que la Consejería de Salud Pública que preside Mohamed Mohand del PSOE asegurara que era “totalmente insostenible” mantener la Plaza de Toros tras el estado de alarma. Las dos “almas” del Gobierno de la Ciudad volvían a florecer, ahora por un asunto humanitario en el que estaban afectados decenas de ex menores tutelados, que han abandonaron durante este año de pandemia los centros de acogida de menores al cumplir los 18 años y quedaran bloqueados en Melilla al no poder regresar a Marruecos por estar cerrada la frontera. Los encargados de la gestión ahora de la instalación taurina son los “Educadores de Calle”, también conocidos como “Los Chalecos Rojos” -dependientes de la Consejería de Medio Ambiente, al igual que la Plaza de Toros, consejería igualmente en manos de CPM-, que tendrán como misión controlar este recinto donde estas personas únicamente podrán dormir, pero no recibir las tres comidas diarias que se les servía desde abril de 2020 porque el contrato con el manteamiento se extinguió la noche del lunes. ¿Cuánto perdurará esta situación? La respuesta es toda una incógnita a tenor de lo que viene sucediendo cada jornada, en las que los cambios de postura sobre el futuro de estas personas son continuos.
