El Cristo del Socorro volvió ayer, dos años después, a recorrer las calles de Melilla la Vieja en el via crucis de cada sábado previo al inicio de la Semana Santa de nuestra ciudad. Una tradición que acumula más de un siglo y medio y que la pandemia obligó a suspender en 2020. El año pasado sí que hubo, pero en la Iglesia del Sagrado Corazón. Anoche, cofrades del Nazareno, la hermandad del Pueblo, volvieron a recorrer el recinto amurallado cumpliendo las 14 estaciones en algunos de sus rincones emblemáticos.
Historia de este via crucis
El origen de este acto se remonta al siglo XIX, cuando la ciudad estaba siendo sitiada por tropas marroquíes. El asedio se prolongaba y los víveres escaseaban. El mal tiempo también impedía la llegada de barcos desde la Península. Los habitantes de Melilla dirigían sus miradas al mar a la espera de los refuerzos necesarios. El racionamiento impedía incluso que durante la noche pudieran encenderse antorchas para iluminarse, por lo que el barco con víveres que se acercaba a la ciudad desde Málaga pensó, al ver la ciudadela a oscuras, que había sido tomada y decidió dar media vuelta.
Los habitantes, al comprobar lo que ocurría, corrieron a la iglesia de la Purísima Concepción y sacaron a la calle el entonces conocido como Cristo de la Veracruz, tallado en Melilla por un desconocido capitán de Artillería con un tronco destinado al horno de Intendencia. Situaron la cruz sobre las murallas y la iluminaron con teas y antorchas para llamar la atención de los ocupantes del barco. La sombra del cristo sobre las murallas fue lo que confirmó a los marineros que la ciudad seguía siendo española, por lo que cambiaron el rumbo y llevaron la mercancía a tierra.
Desde ese día, los melillenses bautizaron a la imagen como el Cristo del Socorro. Asimismo se acordó sacar la imagen en procesión, en un vía crucis de acción de gracias el sábado anterior al Domingo de Ramos.