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Un procedimiento no habitual

El Acuerdo de Readmisión entre España y Marruecos puede ser una buena herramienta para tratar de rebajar la presión migratoria, pero la falta de transparencia con la que lo aplica el Gobierno no ayuda a que cale ese mensaje de rechazo a la inmigración irregular para apostar por la regular, e incluso despierta dudas acerca de si ese secretismo oficial pretende ocultar algo El drama de la inmigración irregular lo tenemos siempre presente en Melilla en diferentes versiones, ya sea de adultos, de menores, para entrar a la ciudad, para salir de ella hacia Europa, de tipo económico o de refugiados que huyen por diferentes motivos de sus lugares de origen… Muchas caras para un mismo movimiento, que es migrar de un país a otro, y con un camino que pasa por Melilla, puerta de entrada a Europa en África. Pero aun estando siempre presente, hay momentos en los que ese drama se hace más palpable, como ocurrió este pasado domingo en la valla, con la muerte de dos de los inmigrantes que intentaron acceder a la ciudad, uno a cada lado de la frontera.
A raíz del salto a la valla, todos los que siguen de cerca el ámbito migratorio empezaron a darse cuenta de que la sucesión de acontecimientos no era la misma que antes de producirse la moción de censura que cambió de color, siglas e ideologías políticas el Gobierno de la Nación. La reacción gubernamental fue distinta a la de los anteriores saltos a la valla, por mucho que se nos quisiera vender la idea de que se estaba siguiendo «el procedimiento habitual». Esta fue la respuesta estándar que ofreció la delegada del Gobierno, Sabrina Moh, para no responder abiertamente a la pregunta que todo el mundo se hacía, oenegés, periodistas, políticos y hasta los propios inmigrantes. ¿Serían expulsados a Marruecos mediante el Acuerdo de Readmisión, como se hizo con cierta polémica en agosto en Ceuta? Al margen de la irregularidad de la entrada a territorio nacional, no había, a priori, otros motivos para proceder a la aplicación de dicho tratado, que hasta el momento se había empleado para casos puntuales, como los coches kamikaze o la llegada a través de las islas y peñones de soberanía española. Ni siquiera en saltos a nuestra valla con cierta violencia, no tan extrema como la vivida en Ceuta hace un par de meses, se había recurrido al Acuerdo de Readmisión.
Sin embargo, todos los movimientos que se iban produciendo daban pistas de que la verdadera intención del Gobierno era aplicar dicho tratado, como el despliegue sin precedentes de vehículos policiales en la puerta del CETI poco después del salto a la valla, el desalojo de los periodistas de las inmediaciones para no poder captar imágenes de cerca, la ausencia de una respuesta clara de la delegada del Gobierno y el hecho de que se procediera con urgencia a la filiación y la asistencia letrada de los inmigrantes en dos puntos simultáneos, en la Jefatura Superior y el propio CETI. También que Sabrina Moh dijera que querían asegurarse de que entre los inmigrantes que habían llegado no había menores de edad, colectivo al que no se aplica dicho tratado, como ocurre con las mujeres. En definitiva, varias piezas que ayer encajaron del todo cuando la Delegación del Gobierno anunció que se había aplicado el acuerdo a 55 de los 209 inmigrantes, confirmando los temores de oenegés e inmigrantes.
Está claro que el Acuerdo de Readmisión entre España y Marruecos puede ser una buena herramienta para tratar de rebajar la presión migratoria, aunque llevarlo a cabo dependa, una vez más, de la voluntad del país vecino. De hecho, alguna asociación de la Guardia Civil apostaba por aprovechar las posibilidades que da este acuerdo para lograr ese objetivo. Pero la falta de transparencia con la que lo está haciendo el Gobierno no ayuda a que cale ese mensaje de rechazo a la inmigración irregular para apostar por la regular, e incluso despierta dudas acerca de si ese secretismo oficial pretende ocultar algo. Esto no es un procedimiento habitual, como quiso hacer ver Sabrina Moh. Al menos hasta ahora. Al final va a resultar que las oenegés e inmigrantes van a echar de menos al Gobierno del PP, en lo que a inmigración se refiere, porque el del PSOE está demostrando ser menos socialista de lo que parece.

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