Un país a oscuras y nadie es responsable

apagón melilla

La Semana. MH, 05/05/2025

Por: J.B.

 

Con los años hay, según dicen, dos cosas que casi siempre crecen: las orejas y la nariz (no hay más que observar a las personas más mayores). Es debido a que la piel, a medida que avanzan los años, se hace cada vez más laxa y se desprende del cartílago, aumentando de volumen. También crece o mejora con la edad (o a consecuencia de la costumbre), aunque no con tanta probabilidad como las citadas partes de la cara, la paciencia de las personas a la hora de soportar cosas/temas que previamente les hubieran enfurecido.

“Tener más paciencia que el Santo Job” es una expresión muy habitual a la hora de alabar la paciencia de alguien. Job (nacido el año 2.180 A.C.) era un ganadero muy rico, con 7 hijos y 3 hijas y numerosos amigos y criados.

Los españoles nos acercamos, cada vez más, al Santo Job a la hora de reaccionar ante los atropellos a los que nos somete nuestro actual gobierno, presidido por “Wally” Sánchez.

Satán se presenta ante Dios argumentando que el amor que Job le profesa era por causa de sus bendiciones y no porque realmente lo ame. Dios concede a Satán el probar la integridad de Job: podía tocar sus bienes, familia, ganado, entre otras cosas; no podía tocar su vida.

A partir de ahí, Satán acecha a Job y le causa múltiples desgracias: enfermedades (sarna), el ataque de caldeos y sabeos a sus criados, la muerte de su ganado, la pobreza, el repudio de su mujer e incluso la muerte de sus hijos.

Terminadas las pruebas, Job continúa siendo fiel a Dios y, a pesar de todo lo ocurrido, sale triunfante, por lo que le es restituida su anterior felicidad, con más del doble de las posesiones que antes tenía. Posteriormente tiene siete hijos y tres hijas, reparte su cuantiosa herencia entre todos ellos y vive 140 años más.

Los españoles nos acercamos, cada vez más, al Santo Job a la hora de reaccionar ante los atropellos a los que nos somete nuestro actual gobierno, presidido por “Wally” Sánchez (hay que buscarlo mucho, como a Wally, para que aparezca y de explicaciones, pero aparece de repente para hacer como que explica algo -muy ceremonioso él-, sin hacerlo).

Nos miente en la cara sin pudor: Primero afirma que no podría formar un gobierno con los podemitas y después cambia de opinión (por que le interesa para acceder a la poltrona); la reacción de los españoles es la indiferencia (quizás la fe, como Job, en que hay una razón superior y más importante que se nos escapa a la gran mayoría de españoles); dice que nunca aprobará la amnistía para los delincuentes del intento de golpe de Estado en Cataluña y, por la misma razón antes citada, vuelve a “cambiar de opinión”; la reacción de los españoles es el hastío y la indiferencia, esperando, es de suponer, que un ser superior revierta los sinsentidos de  “Pinocho” Sánchez y sus acólitos.

Si Sánchez tiene que tenernos meses sin saber la causa del apagón (deja en el aire un supuesto sabotaje para, aprovechándose de nuestra infinita paciencia, desviar la atención sobre él y sus secuaces), lo hará.

Ahora, aprovecha un apagón sin precedentes en España, que nos deja casi un día entero sin luz, para intentar echar la culpa a las empresas privadas del ridículo internacional de España, seguir ninguneando la energía nuclear y, sobre todo, para seguir tomándonos por tontos (o santos, como Job) dejando a su gobierno fuera de toda responsabilidad.

Por nuestro bien, por el bien de Melilla y de España, debemos empezar a hacerle notar a Sánchez que nuestra decisión es clara: ¡Estás despedido!

Si Sánchez tiene que tenernos meses sin saber la causa del apagón (deja en el aire un supuesto sabotaje para, aprovechándose de nuestra infinita paciencia, desviar la atención sobre él y sus secuaces), lo hará. Que quiera considerar empresa privada a Red Eléctrica es comparable a que el gobierno de la Ciudad Autónoma quisiera convencernos que Promesa no es una sociedad dependiente del gobierno local. Promesa es una sociedad anónima de capital 100% público (controlada, por tanto, por el gobierno local) y Red Eléctrica es una sociedad en la que el Estado, representado actualmente por Sánchez y sus socios, posee el 20 % (a través del SEPI). Algunos pensarán que es un porcentaje bajo, pero es más que suficiente para controlar una sociedad de ese volumen (y Sánchez lo sabe), que, además, tiene un 70,22 % de capital flotante (va cambiando y está muy atomizado). Para que se hagan una idea, Florentino Pérez, presidente de ACS, tiene una participación en el capital que no llega al 14 % y controla la empresa (ACS) de forma casi absoluta.

Aunque nos acercamos, no somos el Santo Job, ni Sánchez es Dios. La paciencia empieza a colmar el vaso y debemos, por nuestro bien, por el bien de Melilla y de España empezar a hacerle notar a Sánchez que nuestra decisión es clara: ¡Estás despedido! (como le hubiese dicho Trump en el programa de la NBC que le llevo a la fama).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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