‘Un Mundo Feliz’ de Aldoux Husley, versión Moh (y sus compañeros cultistas).

El libro citado en el título, ‘Un Mundo Feliz’, representa la cara opuesta de la moneda de otro libro, que también he citado con anterioridad, el escrito por Orwell con el título “1984”. En este último, los ciudadanos de la sociedad distópica presentada están total y permanente vigilados por el poder y sufren una censura despiadada. Algo así como el ya comentado “el que se mueva no sale en la foto”, de Alfonso Guerra, pero al estilo abducidos y feminazis sanchista. No confundir con el inteligente y bondadoso Sancho Panza.

En la obra de Husley, por el contrario, también los ciudadanos están totalmente sometidos al poder, pero este emplea la ciencia para controlarlos mediante la única obligación diaria impuesta a los ciudadanos: tomar una pastilla de “soma”, dosis que mantiene a los ciudadanos en un permanente estado de estupor feliz. En este mundo no hace falta vigilancia ni censura, ya que los ciudadanos no quieren culturizarse, informarse ni cuestionar nada de lo dicho por “el director”. Invito a los lectores a buscar comparaciones actuales con los “somas” empleados por nuestros mal elegidos dirigentes, para controlarnos.

Estamos permanentemente sometidos a un lavado de cerebro propagandístico y legislativo al que muchos sucumben – el soma – complementado con un temor paralizante ante la posible actuación de los autonombrados guardianes de la corrección política por ellos impuesta y, en su caso, de la agencia tributaria – el reflejado en 1984 – al que otros sucumben. O sea, una combinación de los dos métodos de control pero en la que, por su demostrada incapacidad, olvidan un aspecto básico: el que todos, absolutamente todos, los ciudadanos deben estar permanentemente atemorizados o felices.

¿No se les hace raro el que ninguno de nuestros amados dirigentes proponga abiertamente el liberalizar y subvencionar el consumo de todo tipo de drogas psicotrópicas?

El programa de Moh para Melilla.

Leímos, el pasado jueves, el que ella presenta como programa para la “Melilla Feliz”, post elecciones de mayo. Reconozco que no he encontrado aspecto alguno en Melilla que ella no esté dispuesta a estudiar y prometiendo mejorar. Pero como no he tomado mi soma, mala idea, me surgen una serie de interrogantes. ¿No es Moh delegada del gobierno de España, de todos los melillenses españoles y, por tanto, por una simple cuestión de ética y mientras no renuncie a su cargo, debería abstenerse de hacer propaganda política para un determinado partido? ¿Acaso Gloria Rojas, número uno del PSOE, no está capacitada para memorizar esa muy larga lista de promesas? ¿O siente escrúpulos éticos para hacerlo? Según admisión de la propia Moh, al dar las promesas como pendientes ¿por qué no las han resuelto, al menos parcialmente, durante sus años en el gobierno de la ciudad?

En todo caso su afiliación, y la de sus compañeros de lista, con el sanchismo, el culto (me niego a llamarle partido) de las mentiras, de las alianzas con comunistas, separatistas y proetarras, debieran descalificarlas para cualquier participación política hasta que fueran ‘reeducadas’, siguiendo la tradición marxista que parecen admitir, pero con opuestos contenidos a los que ellos daban y siguen dando en países como China. Habría que adoctrinarlas en lo que realmente significa una democracia, en el valor de la confrontación constructiva de las ideas y en los valores éticos que deben tener los que pretenden representar a un pueblo que, en su mayoría, si los tiene.

Como referencia histórica, recordar lo que dijo Moh cuando fue nombrada delegada del gobierno: «voy a dejarme la piel por Melilla y los melillenses» y fijó como sus objetivos principales “la solución de los problemas que genera la frontera entre Melilla y Marruecos y la problemática del paso de 6.000 borregos para la pascua grande islámica prevista para mediados de agosto” ¿Esos eran sus principales objetivos?

Reconocemos que el problema de la frontera, de cualquier frontera en cualquier parte del mundo, existe y puede ser de difícil solución. Dado que la solución que parece eligió el gobierno de España, y Moh con ellos, era realizar pruebas mensuales con una furgoneta y luego con dos, sugería yo en su momento, con clara sorna, aumentar el número y frecuencia de las pruebas y de furgonetas y luego de camiones implicados, hasta restablecer el tráfico deseado por los empresarios y comerciantes de ambos lados, eso sí, considerándolo como pruebas. Otra solución sería tener una política exterior clara, basada en la mutua satisfacción de las partes y en el respeto mutuo, pero desde luego el sanchismo es incapaz de alcanzar esas metas.

En cuanto a considerar Moh el paso de los borregos como problema prioritario, me abstengo de hacer los comentarios que inmediatamente saltan a mi mente. Tan solo hay que decir que ese problema se soluciona, en unas pocas horas, encargando los borregos y sus características a cualquiera de los grandes supermercados de Melilla. Si se pretende, por el contrario, solucionarlo como el tema de las ‘pruebas’ con Marruecos, los musulmanes de Melilla pueden pasar años sin disponer de borregos.  

El programa de “cualquiera” para Melilla.

Ya hemos escrito, repetidamente, lo que significa tener un programa. Resumir de nuevo que para ejecutar un programa se necesitan unos planes y unos presupuestos. Para cada uno de esos planes se necesita contestar a las inevitables siete preguntas ¿Quién, qué, cuándo, cómo, dónde, por qué, para qué? No vale decir qué vas a hacer, si no eres capaz de contestar a las otras seis preguntas. Me viene a la mente la letra de la famosa canción mexicana: “a todos diles que sí, pero no les digas cuándo”. A eso se resumen, en general, los programas que los partidos políticos, también en Melilla, presentan a los ciudadanos.  “Así me dijiste a mí, por eso vivo penando”, concluye la estrofa, con profética exactitud en la política. Vivimos generalmente penando por la ineficacia, en el menos malo de los casos, de nuestros políticos.

El partido verde.

Cuando leí de la existencia en Melilla del partido verde y la lista de sus candidatos, en los primeros segundos no alcancé a entender por qué todos los melillenses preocupados por el mantenimiento del entorno, de la naturaleza, objetivo de los partidos verdes en el mundo, tenían nombres musulmanes.

Recordé entonces que el verde se considera por muchos el color del Islam, probablemente basándose en el texto Coránico (18:31) al referirse a los que llegan al paraíso: “…llevarán vestidos verdes de raso y brocado…”

Independientemente de la estimada buena voluntad de sus simpatizantes, y si ese es el caso, cualquier partido de carácter religioso no parece tener encaje en un país que es constitucionalmente aconfesional.

Voten a Gonzalo Fernández, lo haré mejor

Dejo para el próximo domingo mi llamado para conseguir su voto. Tan solo adelantar una obviedad: hacerlo peor, es difícil.

FRASES

En todo caso su afiliación (Moh), y la de sus compañeros de lista, con el sanchismo, el culto (me niego a llamarle partido) de las mentiras, de las alianzas con comunistas, separatistas y proetarras, debieran descalificarlas para cualquier participación política hasta que fueran reeducadas.

En cuanto a considerar Moh el paso de los borregos como problema prioritario, me abstengo de hacer los comentarios que inmediatamente saltan a mi mente. Tan solo hay que decir que ese problema se soluciona, en unas pocas horas, encargando los borregos y sus características a cualquiera de los grandes supermercados de Melilla.

Independientemente de la estimada buena voluntad de sus simpatizantes (partido verde), y si ese es el caso, cualquier partido de carácter religioso no parece tener encaje en un país que es constitucionalmente aconfesional.

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Gonzalo Fernández

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