La investigación revela diferencias culturales y religiosas en la dieta y advierte de riesgos metabólicos y cardiovasculares a edades tempranas
Una investigación de la Universidad de Granada ha analizado la alimentación y la salud de 602 adolescentes de Melilla, de entre 15 y 17 años, y ha revelado datos inéditos sobre sus hábitos nutricionales. El trabajo, desarrollado por la investigadora Miriam Mohatar Barba como tesis doctoral, pone de manifiesto un consumo elevado de ultraprocesados —de tres a cuatro veces mayor entre los jóvenes musulmanes— y una dieta desequilibrada, con exceso de proteínas, grasas y grasas saturadas, además de carencias en fibra, vitaminas y minerales.
El estudio, dirigido por el catedrático Emilio González Jiménez y la profesora Carmen Enrique Mirón, también ha evaluado el nivel de actividad física, que se ha mostrado bajo y similar entre chicos y chicas, sin relación directa con la ingesta de ultraprocesados pero sí con señales de riesgo cardiometabólico.
En cuanto al perfil metabólico, se han detectado alteraciones en marcadores lipídicos e inflamatorios, especialmente en chicas musulmanas, lo que sugiere un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Entre las diferencias destacadas, los varones presentan más adiposidad central, mientras que las chicas musulmanas muestran mayor masa grasa total y un perfil lipídico más desfavorable.
El trabajo concluye que los factores socioculturales y religiosos influyen de manera decisiva en la dieta y el estilo de vida. “La religión condiciona indirectamente la calidad global de la dieta y la adopción de patrones de actividad física, lo que contribuye a establecer perfiles de riesgo cardiometabólico diferenciados según sexo y religión”, explica Mohatar, perteneciente al Departamento de Enfermería.
La investigadora subraya la necesidad de poner en marcha programas de promoción de la salud y educación nutricional adaptados a la diversidad cultural y religiosa de la población escolar. “Las intervenciones que implican a familias, centros escolares y la Ciudad Autónoma son clave para corregir hábitos y reducir riesgos desde edades tempranas”, concluye.