La Consejería de Bienestar Social ha ampliado el convenio de colaboración con el Colegio de Psicólogos al objeto de que Grupo de Intervención Psicológica en Emergencia y Catástrofe (Gipec) pueda prestar atención inmediata a familias que hayan sufrido una pérdida traumática, ya sea por un accidente o un suicidio. La idea, es ayudarles a superar esta etapa y que el duelo no se convierta en una cuestión patológica. El convenio está dotado con cinco mil euros, de los que cuatro mil se destinarán a los honorarios de los psicólogos que se encargarán de esta actuación que irá dirigida tanto a ciudadanos como al personal de los cuerpos de seguridad del Estado. Según explicó el consejero de Bienestar Social, Daniel Ventura, se ha decidido ampliar el convenio que se mantiene desde hace un año con el Colegio de Psicólogos al objeto de poder disponer de los servicios del Grupo de Intervención Psicológica en Emergencia y Catástrofe (Gipec) y atender, además de las situaciones provocadas por catástrofes naturales (terremotos, incendios, etc.), aquellas de índole más domésticas, como la pérdida de un ser querido por distintas circunstancias, como suicidios, enfermedad o accidente.
Acuerdo
Para poder dar la respuesta más inmediata posible, en agosto el consejero mantuvo una reunión con todos los organismos implicados a la hora de comunicar cualquier situación de emergencia, como la sala 112, Seguridad Ciudadana, Protección Civil, Policía Nacional, Guardia Civil, el Ingesa y el 061, al objeto de coordinar la actuación y poder recurrir cuanto antes al Gripec, tanto ya sea por una situación de emergencia como por una pérdida personal que requiera de una intervención inmediata. "El objetivo del convenio con el Colegio de Psicólogos es dar una mejor calidad de vida a los melillenses, porque si la intervención psicosocial se hace de manera inmediata y adecuada" con la familia que acaba de perder un ser querido de forma sorpresiva, "el daño será menor y es que aunque la pérdida es irreparable, se podrá minimizar todo el daño psicológico que lleva aparejada", señaló Daniel Ventura.
Indicó que por ejemplo "un duelo mal elaborado, puede llegar a tardar hasta diez años en que esa persona que lo sufre pueda salir adelante, y son años de dolor emocional, de problemas en las relaciones personales y laborales, diez años de trastorno psicológico o enfermedad mental; así que se pretende que esto no tenga que llegar y que nadie que pierda un ser querido tenga que padecer un duelo tan lamentable como este".
El convenio con el Colegio se firmó en junio y su duración es de un año. El coste inicial es de cinco mil euros. De ese total, mil euros para la formación de los profesionales que participan en el Grupo de Intervención Psicológica en Emergencia y Catástrofe. El resto es para atender los honorarios de los psicólogos que realicen las intervenciones con las familias.
Actuación
Juan Manuel Fernández Millán, miembro del Colegio de Psicólogos y coordinador del Gipec, explicó que este grupo para emergencias viene funcionando desde hace años y aunque afortunadamente no se han producido grandes catástrofes en la ciudad, sí que ha sido activado para "atender pequeñas catástrofes familiares". El equipo está preparado para responder a las necesidades derivadas de hechos de gran envergadura como inundaciones mortales, seísmos con víctimas, incendios o grandes accidentes, también puede responder ante cuestiones como accidentes de tráfico con muerte, asesinatos, suicidios o intentos, y "sobre todo en aquellos casos en los que hayan niños que son víctimas o se ven afectados y a los que hay que explicarles de forma sencilla qué está ocurriendo".
El grupo, además, no sólo atiende a la población que se haya visto afectada de forma directa por la catástrofe en cuestión, sino además "a los grandes olvidados", como son aquellos funcionarios que son los primeros en actuar, como policías y bomberos que pueden verse afectados por la situación a la que se enfrentan.
Aunque el grupo lo puede activar una llamada de la Consejería de Bienestar Social, los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, "lo lógico sería por la sala 112", a la que también pueden acudir alguna familia que cree que necesita la atención de los profesionales del Gipec, recurriendo para ello al 112.
Explicó que el Grupo de Intervención Psicológica en Emergencia y Catástrofe atiende tanto a los afectados por la catástrofe, como a sus familiares, prestándoles apoyo psicológico, para que el "trago sea lo menos duro posible".
Juan Manuel Fernández Millán indicó que a lo largo de este año el grupo ha sido activado en tres ocasiones: un suicidio, un homicidio y un accidente reciente. Según dijo, no se activó al grupo en el terremoto de enero, pero sí que a través de la prensa "se intentó normalizar a la población porque se notó que había gente con síntomas de estrés agudo o shock postraumático que estaban en alerta permanente con miedo a una repetición del seísmo, por lo que se intentó normalizar la situación".
Melilla, una de las pioneras en contar con un Gipec
Aseguró Juan Manuel Fernández Millán que Melilla fue una de las localidades pioneras en crear un Grupo de Intervención Psicológica en Emergencia y Catástrofe (Gipec), obligado por la necesidad de dar respuesta a las necesidades que surgieron tras la riada de 1997 y en 1998 con el accidente aéreo. El equipo lo forman actualmente doce profesionales que han recibido una formación específica y es que "no todos los sociólogos deben servir para todo. No todos están preparado para estos casos", señaló.