Unos 70 subsaharianos estuvieron encaramados a la valla durante horas, algunos durante 13 largas horas, sentados en una barra de hierro y al sol. Ante la posibilidad de que se cayeran, la Guardia Civil requirió la presencia de los Bomberos, que colocaron un colchón de salvamento. Varios de los inmigrantes usaron este medio para descender desde los seis metros de altura al constatar que no tenían ninguna posibilidad de entrar en Melilla ya que no habían superado las vallas, y otros simplemente caían sobre él. Al concluir la jornada, los bomberos se afanaron para limpiar el colchón y dejarlo listo para una próxima intervención en la que su uso sea necesario.