"Te acuestas con las colas y te levantas con las colas", aseveraba una de las vecinas residentes en el edificio Áurea, de 52 viviendas y que es el que está más cerca del puesto fronterizo. Al ser uno de los inmuebles más cercanos a la aduana, las colas que se forman cada llegada al Puerto les "afectan muchísimo". "Te acuestas con las colas y te levantas con las colas", aseveraba una de las vecinas residentes en el edificio Áurea, de 52 viviendas y que es el que está más cerca del puesto fronterizo. Al ser uno de los inmuebles más cercanos a la aduana, las colas que se forman cada llegada al Puerto les "afectan muchísimo".
"No podemos aparcar, ni llegar a casa, ni descansar", aseguraba el grupo de vecinas, que aseveran que cuando llega el verano es imposible cerrar las ventanas por el calor y se ven obligadas a escuchar las bocinas de forma continua. "Llega un momento de tensión porque no sabes donde ir para escuchar el silencio", sostenía otra de las residentes, que aquejaba que ha llegado a estar hasta una hora con sus hijos para poder llegar a casa. Para ello proponen desviar el tráfico por la circunvalación que "está muerta" y "es muy grande".