Todos sabemos en Melilla que si el hospital no está ya hecho no es porque el Gobierno actual no haya querido, sino porque el PSOE lo ha impedido con una nefasta gestión administrativa que es un claro ejemplo de cómo no se deben hacer nunca, saltándose a la torera las promesas, los plazos y las normas Sorprende el descaro con el que el PSOE se refirió ayer a la paralización de las obras del Hospital Universitario, culpando al eterno adversario, el PP de que sus obras lleven cuatro años paradas. La conclusión que uno puede sacar tras escuchar al socialista Francisco Vizcaíno es que si las grúas y operarios pararon en su trabajo en 2011 es por un deseo caprichoso del PP, que se negó a pagar lo que el anterior Gobierno había aprobado. Y que si lo hubiera hecho, el hospital llevaría dos años terminado, independientemente de que después un fallo judicial dijera que había irregularidades en la adjudicación de la dirección facultativa que hizo el Gobierno de Zapatero.
En resumidas cuentas, lo que Vizcaíno vino a decir ayer es que qué más da lo que luego hubiera dicho la Justicia, si el Hospital Universitario ya estaría hecho y los melillenses disfrutándolo. Tras escuchar o leer declaraciones como las que ayer hizo el PSOE, cabe preguntarse si de verdad piensan que van a engañar a alguien, o si ellos mismos se creen lo que dicen.
Nadie duda del mérito que supone para el anterior Gobierno socialista haber impulsado la construcción de un nuevo hospital para Melilla, más grande, moderno y con más medios que el Comarcal para atender las necesidades sanitarias de esta ciudad y la población que hay alrededor. Pero eso no quita para que el PSOE escurra el bulto sobre los tres enormes errores que ha cometido desde que Zapatero anunció la construcción del nuevo hospital aquel lejano 31 de enero de 2006. El primero, el gran retraso con el que arrancaron las obras, a finales de noviembre de 2009, casi cuatro años después de haber hecho su promesa. El segundo, hacer un modificado del proyecto casi al inicio de las obras y aprobarlo verbalmente, sin un papel de por medio, que provocó el primer problema judicial que tuvo paradas las obras hasta el año pasado. Y el tercero, la adjudicación irregular de la dirección facultativa de las obras, en la que la Justicia también ha tenido que intervenir para obligar a que se repita todo el procedimiento administrativo previo al inicio de la construcción.
Francisco Vizcaíno no hizo alusión a ninguno de estos graves errores cometidos por el anterior Gobierno de Zapatero, reconocidos por la Justicia, que han supuesto verdaderos obstáculos para el normal desarrollo de unas obras que tendrían que haber estado terminadas en noviembre de 2012, como prometió la exministra socialista Trinidad Jiménez. Las obras se paralizaron en abril de ese año. Cualquiera que observe el estado en que están las obras, puede deducir que quedaba bastante más de 7 meses para que terminara la construcción.
Pero al margen de eso, la realidad es que la gestión del anterior Gobierno con elHospital Universitario ha sido penalizada dos veces por la Justicia por dos cuestiones diferentes y por la que el PSOE, lejos de agachar la cabeza y reconocer que lo hizo mal, sigue sacando pecho y responsabilizando al PP por no haber seguido adelante con unas obras a sabiendas de que el procedimiento administrativo estaba mal hecho o ni siquiera estaba realizado. Eso hubiera supuesto una prevaricación del actual Gobierno, no un capricho como ayer lo pintó Vizcaíno en unas declaraciones impresentables. Todos sabemos en Melilla que si el hospital no está ya hecho no es porque el Gobierno actual no haya querido, pues el dinero no ha dejado de estar nunca consignado en los Presupuestos del Estado desde que se pararon las obras. Si los melillenses estamos sin Hospital Universitario es porque el PSOE lo ha impedido con una nefasta gestión administrativa que es un claro ejemplo de cómo no se deben hacer nunca, saltándose a la torera las promesas, los plazos y las normas.
