El Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla es, como su propio nombre indica, un establecimiento de la Administración Pública, concebido para ser un centro de primera acogida destinados a conceder servicios y prestaciones sociales básicas al colectivo de inmigrantes y solicitantes de asilo que llegan a la Ciudad Autónoma. El de Melilla ha estado concebido para acoger un máximo de 480 personas.
Pero todos los melillenses saben que el centro está supermasificado: a veces con más de 2000 personas. Y que por tanto cumple mal o no cumple los objetivos para los que fue diseñado: conceder prestaciones básicas a los allí acogidos y ser un centro temporal. Hay que denunciar que hay personas que están varios años en el CETI, que el hacinamiento es superior a cualquier lógica o que los casi 500 niños que conviven lo hacen en condiciones precarias, sin satisfacer algunas necesidades básicas.
Efectivamente si la situación de todas las personas que habitan el CETI no es ni la mejor, ni la que las leyes españolas prevén, la situación de los niños es escandalosa. En la Declaración de los Derechos del Niño se reconoce el derecho a que el menor goce de una protección especial y que disponga de oportunidades y servicios que la ley y otros medios proporcionen con el fin de que crezca de manera saludable. Con este objetivo se aclara que “deberá proporcionarse tanto a él como a su madre, cuidados especiales” y servicios médicos adecuados para “desarrollarse en buena salud”. Pero los niños, a pesar de los buenos oficios de las ONGs, padecen las mismas privaciones que la totalidad de los inmigrantes y aspirantes a refugiados que intentan atravesar las fronteras de Melilla: vivir durante meses en los CETI, con lo que todo ello comporta. Por tanto sería urgente que el señor delegado del gobierno, si no tiene mucho trabajo en preparar las elecciones para mayor honor y gloria del PP, se preocupara un poquito y diera “absoluta prioridad” en los protocolos de asilo a las familias con menores que están en situación irregular en la ciudad autónoma, dada la “desprotección” que sufren actualmente aunque la gran mayoría se podrían acoger al estatuto de refugiados políticos.
Y ya de paso, perdón si le pido demasiado, que agilizara el traslado de los inmigrantes a la península para que el CETI fuera lo que debe ser, según la ley que él mismo debiera cumplir, que es un centro temporal. Yo sé perfectamente que este es un tema delicado dado que si esto fuera así muchos de los que viven de las miserias de la inmigración, afectos o no a la casta del poder melillense, perderían alguna que otra prebenda pero la verdad es que todos, o la mayoría, saldríamos ganando sobretodo los inmigrantes.
Ni que decir tiene que las propuestas de ampliar el CETI –como algún desinformado propuso en la pasada campaña electoral, o de habilitar un segundo, han de ser desechadas y denunciadas, por respeto a los propios inmigrantes y por mera aplicación de los derechos humanos.
