SODEMEL (Sociedad para el Desarrollo de Melilla) mantiene su afirmación de que la situación actual de la economía local es insostenible y avanza inexorablemente hacia el aislamiento y la total y absoluta dependencia de lo público, asemejándose más a una economía subvencionada (propia de los regímenes comunistas) que a una economía europea moderna. Según la visión de SODEMEL, no se deben demorar más los cambios que la ciudad necesita puesto que, en palabras de Enrique Bohórquez, su presidente, “la situación actual es insostenible y se debe exigir un cambio”. Melilla debe elegir entre seguir igual y morir, o apostar por Europa, por el cambio.
El panorama económico de Melilla, “una ciudad que cumple con todos los requisitos de la insularidad”, según el presidente de SODEMEL, Enrique Bohórquez, es cada día más desalentador, toda vez que en la administración parece haberse instalado un endémico inmovislismo que contrasta con la actualidad de la vecina Ceuta, cuya realidad, si bien difiere en muchos sentidos de la nuestra, también estaba necesitada de cambios. Cambios, en este caso materializados en la preparación de una solicitud de ingreso en la unión aduanera de la UE, que han sido aprobados en la asamblea ceutí por unanimidad.
Comenzar el debate
Desde SODEMEL se insta a los responsables políticos a mostrar una voluntad de cambio, un cambio que Melilla necesita y que debe comenzar de inmediato, si no pretendemos que la ciudad se convierta en un páramo económico totalmente orientado a la venta “atípica” de mercancías a través de la frontera (negocio que, pese a su alta rentabilidad, sólo beneficia a una pequeña parte de la población). Si Melilla quiere crecer, debe orientarse al desarrollo, principalmente a Europa.
Es por ello que, desde SODEMEL, se considera vital que este asunto de la integración se comience a tratar de inmediato. Debe haber una fuerte voluntad política tras la idea de que Melilla necesita un cambio “radical”; una vez exista dicha voluntad, se podrá comenzar a tratar el tema de la integración para valorar las ventajas e inconvenientes de los diferentes regímenes aduaneros y fiscales a los que la Ciudad Autónoma pueda optar.
Necesidad de estudios
Pese a que todos los estudios técnicos presentados por SODEMEL a la Comisión de Desarrollo de Melilla del Partido Popular coinciden en la idea de que una integración aduanera (con el mantenimiento de una serie de condiciones especiales) sería beneficiosa para el futuro económico de la ciudad, es necesaria la voluntad política de asumir este gran cambio para poder actualizar dichos estudios y profundizar en ellos, como proponía el plan estratégico para el desarrollo de Melilla presentado en 2006, a fin de encontrar cuál de las fórmulas posibles sería más rentable para la economía local a medio y largo plazo.
Desde SODEMEL existe el convencimiento de que, en la decadente situación actual, “pensar en cualquier cambio ya es positivo”, y se insta, tanto a la administración como a los principales actores económicos del tejido empresarial local, a asumir el reto de una nueva Melilla orientada a Europa y a la inversión privada.
Una economía no productiva, dependiente de la subvención
Actualmente Melilla se encuentra en un punto crítico de su historia. Según Enrique Bohórquez, presidente de SODEMEL, “las cosas están peor que nunca” y “deben tomarse medidas o nos quedaremos completamente aislados”, sin capacidad de producir nada y dependiendo totalmente de los presupuestos públicos.
La idea de que la situación de Melilla no va a cambiar es falsa. El desarrollo del Rif, o la llegada de productos manufacturados más baratos a los puertos marroquíes (en pleno proceso de ampliación) provocará el fin del rol de Melilla como lugar de paso de mercancías, limitando la capacidad recaudatoria de la Ciudad Autónoma. En esta situación, el grueso del empleo dependerá de una administración “sobredimensionada por supervivencia”, incapaz de hacer frente a sus obligaciones debido a la esterilidad del sistema.
