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Sin pescado marroquí

La Delegación del Gobierno en Melilla es y ha sido, por unas u otras razones, una fuente de continuos conflictos y problemas. Su política de comunicación casi siempre ha sido mala, pero ahora es peor que nunca. Que la delegada del Gobierno en Melilla, Sabrina Moh, sea al mismo tiempo Secretaria General del PSME-PSOE es otra fuente de conflictos, causa de que parezca y se sienta que está más al servicio de los intereses de su partido que al servicio del conjunto de los melillenses.

De la capacidad de comunicación de la delegada es preferible no hablar, para evitar exabruptos. De sus malas relaciones con los socios del Gobierno local de su partido, antes negadas por ambos partidos (CpM y PSOE) ya no cabe la menor duda. Como prueba: la amenaza del presidente de CpM de denunciar a la delegada… si osa cumplir con lo que la ley le dicta, en el caso de los límites al paso de mercancías desde Marruecos a Melilla.
El problema del paso de borregos marroquíes a nuestra ciudad ya fue causa de grandes batallas políticas, que se terminaron no cuando cambió la normativa -que apenas cambió- sino cuando cambió el gobierno de la ciudad y los que antes estaban en la oposición, protestando y amenazando, pasaron a ostentar el gobierno, por lo que el antes gravísimo e insoportable problema del paso de los borregos marroquíes dejó de ser súbitamente un problema. Ahora el problema se traslada al pescado.
La Delegación, dicho sea con toda ironía, acaba de utilizar el “moderno” sistema de comunicación de pegar un cartel en el puesto fronterizo de Beni-Enzar, como en los “se busca” del lejano Oeste de las películas americanas, comunicando así a los ciudadanos los requisitos y horarios para introducir pescado marroquí a partir de mañana, 8 de junio. Los requisitos, especialmente el de mostrar un certificado sanitario firmado por un veterinario marroquí -requisitos que detallamos en páginas interiores- prácticamente imposibilitan que pase pescado marroquí a Melilla, de hecho.
La cuestión, al día de hoy, es que Marruecos impide que pase mercancía alguna procedente de Melilla. Su aduaneros requisan, parece ser, hasta las pastillas de chocolate que portan los viajeros procedentes de Melilla. Los comerciantes de Melilla están desolados. Los melillenses, sobre todo los de origen español, consideran razonable que España responda de una manera similar, al menos hasta que el reino de Marruecos cambie su postura. Los de origen marroquí apuestan por algo más permisivo (ver nuestro Melilla Opina de hoy).
Nadie sabe qué es lo que el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, acordó con el rey de Marruecos, Mohamed VI. Incluso existen dudas sobre si se acordó y se escribió algo. Nos dicen que hay muchos funcionarios y políticos reuniéndose para conseguir unas buenas relaciones entre España y Marruecos. De momento solo se puede asegurar que no hay avance importante alguno en esa dirección. La esperanza es lo último que se pierde. Pues seguiremos esperando, y mientras, nos quedamos sin pescado marroquí (como pasó con los borregos de la misma procedencia).

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Redacción

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