Carta del Editor.MH, 11/5/2025
Enrique Bohórquez López-Dóriga
Melilla, esta pequeña desconocida
El Real Instituto Elcano ha abogado “por una renovación profunda de los discursos institucionales de España respecto a las Ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla”, página 5 del MELILLA HOY del pasado domingo, 4 de mayo. No lo entiendo del todo y creo que nadie lo puede entender o considerar como una aportación positiva, así que, aprovechando que estoy en Madrid, me acerco a hablar con alguien del Instituto, concretamente con Gonzalo Escribano, “investigador principal y Director del Programa de Energía y Cambio Climático del Instituto y gran conocedor de Ceuta y Melilla”, según definición del propio Instituto Elcano.
A Melilla solo la pueden cambiar los melillenses, desde dentro y nunca cambiará lo suficiente si es la administración pública la que se encarga de esa tarea
La conclusión a la que llego tras la reunión con Gonzalo y Félix es que el Instituto Elcano está prioritariamente dedicado a los temas internacionales y que Melilla se les queda chica, para entendernos. Conocen bien Melilla -Gonzalo Escribano es profesor en la UNED- y no han tenido buenas experiencias políticas locales: cuando propusieron que Melilla entrase a formar parte de la Unión Aduanera Europea, “nos machacaron”, me dicen- por citar un solo ejemplo de rechazo al cambio. No ven cómo desarrollar económicamente Melilla, creen que no se emplea de manera eficaz el mucho dinero del que la administración pública dispone y resaltan la evidencia de que la ciudad sigue siendo una desconocida -lo que no se conoce no se aprecia- para la inmensa mayoría de los españoles, aunque los pocos no melillenses que vienen aquí se van muy contentos con lo que han visto.
¿Van a variar profundamente los discursos institucionales de España respecto a las Ciudades Autónomas -no Autonomías- de Melilla y Ceuta, como aboga el Instituto Elcano? No es esperable. A Melilla solo la pueden cambiar los melillenses, desde dentro y nunca cambiará lo suficiente si es la administración pública la que se encarga de esa tarea. O privatizamos la economía local, o entramos en la Unión Aduanera y nos convertimos en Autonomía, o ese “Peligro” del que advierto en mis libros sobre la historia moderna de Melilla se va a convertir, más pronto que tarde, en un drama.
O privatizamos la economía local, o entramos en la Unión Aduanera y nos convertimos en Autonomía, o ese “Peligro” del que advierto en mis libros sobre la historia moderna de Melilla se va a convertir, más pronto que tarde, en un drama
Para colofón de males, el actual panorama político español no favorece, en absoluto, a Melilla y Ceuta. El historiador Guillermo Cortázar, que a lo largo de su vida pasó del Partido Comunista al Partido Popular, escribió un buen artículo, “Después de Sánchez sólo cabe la reforma”, publicado en el ABC del miércoles pasado, del que cito sus dos últimos párrafos: “Lo peor que le puede pasar a un sistema político es la percepción de que el cambio, la alternancia en el poder y una eventual reforma es imposible. Afortunadamente en España no hemos alcanzado ese punto sin retorno propio de los caudillismos hispanoamericanos. Disponemos de oposición parlamentaria, una alternativa política reconocida, una prensa libre, un cuerpo de funcionarios independiente y profesional, los jueces se resisten en convertirse en correas de transmisión del Gobierno, tenemos cuerpos de policías vigilantes del cumplimiento de las leyes y, sobre todo, una institución (la Corona) prestigiada y respetada. Está en la mano de los ciudadanos cambiar en las urnas la actual mayoría parlamentaria heterogénea, contradictoria y destructiva del prestigio de las instituciones. Se precisa una nueva mayoría que recupere la esencia de la división de poderes de la monarquía parlamentaria, termine con el cesarismo presidencial y la dependencia en el Congreso de los nacionalistas periféricos. Después de Sánchez, solo cabe la reforma”.
La aporía melillense
El grave problema español, y la gran amenaza para Melilla y Ceuta, es que Sánchez sigue en el poder y es el César de una pléyade de personajes públicos que demuestran, una y otra vez, ser invulnerables a cualquier forma de lógica. Aunque “la más larga noche no es eterna”, según el poema de Brecht, hay políticos/as cuya permanencia en sus cargos nos hace temer que si bien la larga noche que ellos producen no será eterna, ya estamos hartos de aguantar tanta error, tanta falta de lógica en el hacer público, tanta aporía.
La aporía es un enunciado que expresa algo que contraviene la razón. Por ejemplo, las declaraciones de Beatriz Corredor, presidenta de Red Eléctrica, cuando aseguró que no sabe las causas las causas del apagón, pero que no se volvería a repetir. La aporía de Corredor es mayor que la de la tortuga y Aquiles, escribe Pedro G. Cuartango, y así es. Pero esa aporía no es un caso aislado de nuestro devenir público, sino todo lo contrario.
Una esperanza: que MELILLA HOY haya cumplido 40 años y lo que ocurrió en la reunión pública mía con Juanjo Imbroda, días antes de nuestro aniversario, sumado a lo que se notó ese inolvidable día, demuestra que todo es posible
Presumir de los (malditos, por las consecuencias morales y materiales que producen) Planes de Empleo en Melilla -como hace la delegada del Gobierno, también máxima dirigente del PSOE de Melilla, Sabrina Moh- es, también, una aporía, algo que contraviene la razón. Tasende, el líder del tan criticado Vox de Melilla -y de España, en general- tachaba el miércoles, en nuestro periódico, de “desoladores” los datos del paro por la “ficción” de una bajada que responde a los Planes de Empleo. Tiene razón Tasende, en este caso.
Es horrible, e insoportable, la situación del paro en Melilla y los Planes de Empleo, junto con el Salario Mínimo Vital y el aumento constante del número de empleados públicos (robándoselos, con dinero público y con frecuencia, a las empresas locales que generan riqueza) no es sino una manera disimulada -e indisimulable- de fomentar el paro y la pobreza en nuestra ciudad, que es inocultable.
Conclusión
Melilla está en gravísimo peligro. Si no se privatiza, si no aumenta aquí la verdadera libertad, Melilla no se salvará, porque los cambios profundos e imprescindibles no se han producido ni se producirán. Y una esperanza: que MELILLA HOY haya cumplido 40 años y lo que ocurrió en la reunión pública mía con Juanjo Imbroda, días antes de nuestro aniversario, sumado a lo que se notó ese inolvidable día, demuestra que todo es posible.