Llama la atención cómo un tema que tanto debate ha generado a lo largo de esta legislatura, como es el drama de la inmigración, no está teniendo, sin embargo, ningún protagonismo en esta campaña electoral. Ninguna de las formaciones que previsiblemente se repartirán el grueso de los votos que se depositen en las urnas dentro de diez días exactos ha tocado hasta el momento este espinoso asunto en el que los grandes perdedores son siempre quienes se ven obligados a salir de sus países, sea por el motivo que sea Llama la atención cómo un tema que tanto debate ha generado a lo largo de esta legislatura, como es el drama de la inmigración, no está teniendo, sin embargo, ningún protagonismo en esta campaña electoral. Ninguna de las formaciones que previsiblemente se repartirán el grueso de los votos que se depositen en las urnas dentro de diez días exactos ha tocado hasta el momento este espinoso asunto en el que los grandes perdedores son siempre quienes se ven obligados a salir de sus países, sea por el motivo que sea. En el debate electoral que se celebró este lunes, que se prolongó durante dos horas, no hubo ni siquiera una mención para el problema de la inmigración clandestina y el enorme reto que se plantea por delante al conjunto de Europa con el éxodo sirio que empezó llegando a cuentagotas hace dos años hasta llegar a la situación actual. Este asunto, de repercusión internacional, también preocupa a los ciudadanos, pero los partidos que concurren a las elecciones no lo incluyen en sus argumentarios no para hacer política de un asunto tan dramático, lo cual sería totalmente rechazable, sino para exponer cuál va a ser la postura de nuestro país, si llegan al Gobierno, a la hora de gestionar su condición de frontera exterior de Europa.
Mientras tanto, el problema sigue. Ayer lo pudimos ver un día más en la frontera de Melilla, donde un centenar de subsaharianos trataron de llegar a Europa saltando la valla. Esto es una muestra evidente de que la presión migratoria continúa, como muchas veces ha expresado el delegado del Gobierno. Es más que probable que esta presión se intensifique en los próximos días, ya que el frío del invierno hace más duras si cabe las condiciones en que los inmigrantes se ven obligados a malvivir en las inmediaciones de Melilla a la espera de su oportunidad. Al mismo tiempo, otros con más posibilidades seguirán arriesgando sus vidas embarcándose en pateras o metiéndose en dobles fondos, sometiéndose a las mafias sin escrúpulos contra las que hay que actuar y que tocan, muchas veces, otros ámbitos delictivos para seguir sacando provecho. Pero la omisión voluntaria que los partidos políticos hacen de estos asuntos ahora que hay campaña electoral hace pensar que no les parece un asunto prioritario y que la preocupación que han mostrado a lo largo de los últimos años, sobre todo la de los partidos más críticos con la actuación del Gobierno, no era tan grande como parecía. De todos modos, aún quedan días hasta el 20 de diciembre para ver si la inmigración consigue el hueco que se merece en la campaña, como sí se ha visto en otros países en sus respectivas antesalas electorales.
