Categorías: Editorial

Similar dispositivo, pero con una importante diferencia

El dispositivo que garantizará la seguridad en Melilla en las elecciones generales del próximo 23 de julio estará conformado por un total de 551 agentes de la Policía Nacional, la Guardia Civil y la Policía Local. Un número similar al de las elecciones celebradas casi dos meses antes, pero con una importante diferencia que se aprecia nada más comparar los dos cuadros de datos distribuidos por la misma fuente, el Ministerio del Interior, pocos días antes de cada cita con las urnas.

Así, vemos que este próximo domingo, participarán en el dispositivo 134 efectivos de la Policía Nacional, 177 de la Guardia Civil y 240 de la Policía Local. El 28 de mayo, cuando tuvieron lugar las elecciones a la Asamblea de Melilla, las cifras fueron bastante superiores en el caso de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado: la Policía Nacional desplegó 241 agentes, la Guardia Civil 213 y la Policía Local 140.

Vemos, por lo tanto, que si no fuera por el importante esfuerzo que va a realizar ahora la Policía Local, que el 23 de julio pondrá en los colegios electorales y en las calles 100 agentes más que el 28 de mayo, este dispositivo no sería, ni de lejos, similar al que garantizó con éxito unas elecciones marcadas por la sospecha debido al voto por correo.

No sabemos la razón de este importante bajón en los despliegues de la Policía Nacional y la Guardia Civil. La delegada del Gobierno, en su comunicado, se ha dedicado más a arremeter contra el PP por sus declaraciones sobre el colapso en Correos que a explicar el porqué de este cambio de postura en los cuerpos que son de su competencia. Y sería interesante que lo hiciera, pues no sabemos si es porque podemos estar tranquilos en estas elecciones aun con menos agentes desplegados, o porque faltan agentes en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, algo razonable por el verano, lo que no deja de ser otro indicativo sobre la malísima fecha elegida por el presidente del Gobierno para celebrar los comicios. No debe olvidar Moh que, aunque estemos en campaña y su puesto pueda tener los días contados, cuando esté desempeñando el cargo institucional debe dejar aparcados los activismos políticos.

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«Enshittification» y «Weaponification» en Melilla: Reflexión sobre los ataques a Guelaya-Ecologistas en Acción Ricardo Dominguez Llosa El pasado 19 de diciembre de 2024, Juan Carlos Montoya publicó un artículo titulado en Tribuna de opinion, en el que vertió duras críticas hacia la asociación Guelaya-Ecologistas en Acción, una ONG que lleva años trabajando de manera activa y comprometida en la defensa del medio ambiente en Melilla. Este tipo de ataques no solo desvirtúan el trabajo de una organización que ha demostrado con hechos su compromiso con la sostenibilidad y la justicia climática, sino que también representan un fenómeno más amplio y preocupante que podríamos calificar como «enshittification» y «weaponification» del discurso público. ¿Qué significa «Enshittification» y «Weaponification»? El término «enshittification» se utiliza para describir el proceso mediante el cual algo que inicialmente tiene un propósito positivo o constructivo se degrada hasta convertirse en un espacio o herramienta tóxica. Por otro lado, «weaponification» hace referencia a la instrumentalización de ciertos discursos o ideas para atacar, desacreditar o deslegitimar a individuos o colectivos. En este caso, ambos conceptos parecen aplicarse al contexto de las opiniones vertidas por Montoya, que no solo atacan sin fundamento a Guelaya, sino que también reflejan una tendencia preocupante hacia la polarización y la desinformación en temas tan cruciales como el cambio climático y la protección medioambiental. Guelaya-Ecologistas en Acción: Una labor encomiable Guelaya-Ecologistas en Acción lleva años trabajando en Melilla para promover la sostenibilidad, proteger la biodiversidad local y concienciar a la ciudadanía sobre la importancia de actuar frente a la crisis climática. Su labor incluye actividades de reforestación, limpieza de entornos naturales, campañas de sensibilización y propuestas de políticas públicas orientadas a la sostenibilidad. Estas acciones no solo benefician al medio ambiente, sino que también contribuyen al bienestar de la comunidad melillense. La ONG forma parte de una red nacional de Ecologistas en Acción, que se rige por principios de transparencia, participación y rigor científico. Sus informes anuales y actividades están respaldados por datos y análisis que buscan incidir en la toma de decisiones políticas y sociales. El ataque de Montoya: Una crítica sin fundamento En su artículo, Montoya recurre a un lenguaje incendiario y descalificativo, calificando a los miembros de Guelaya como «provincianos», «terraplanistas» y «negacionistas del cambio climático». Estas acusaciones no solo son infundadas, sino que también resultan irónicas, dado que Guelaya ha sido una de las voces más activas en Melilla en la lucha contra el cambio climático. Este tipo de críticas parecen más bien una estrategia para desviar la atención de los problemas reales que enfrenta la ciudad, como la falta de políticas públicas efectivas para abordar la crisis climática o la degradación de los espacios naturales. Al atacar a quienes trabajan por el bien común, Montoya no solo desacredita su propia posición, sino que también contribuye a perpetuar un clima de desinformación y hostilidad que dificulta el progreso colectivo. No matar al mensajero, pero sí escuchar el mensaje El título del artículo de Montoya, resulta paradójico, ya que su texto parece precisamente un intento de desacreditar al «mensajero» que trae un mensaje incómodo pero necesario: la urgencia de actuar frente a la crisis climática y la necesidad de proteger nuestro entorno natural. En lugar de atacar a quienes trabajan por el bien común, sería más constructivo abrir un diálogo basado en el respeto y la evidencia científica. La crisis climática es un problema global que requiere la colaboración de todos los sectores de la sociedad, y descalificar a quienes están en la primera línea de esta lucha solo nos aleja de posibles soluciones. Reflexión final El caso de las críticas de Montoya a Guelaya-Ecologistas en Acción es un ejemplo de cómo el discurso público puede ser utilizado de manera tóxica para atacar a quienes trabajan por el bien común. Sin embargo, también es una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de defender a las organizaciones y personas que, con esfuerzo y dedicación, luchan por un futuro sostenible. Es fundamental que, como sociedad, aprendamos a distinguir entre las críticas constructivas y los ataques infundados, y que apoyemos a quienes, como Guelaya, dedican su tiempo y energía a proteger el planeta y garantizar un futuro mejor para todos. En un mundo donde el cambio climático es una realidad innegable, no podemos permitirnos el lujo de desviar la atención de los problemas reales con discursos vacíos y descalificaciones sin fundamento.

Por Ricardo Dominguez Llosa   El pasado 19 de diciembre de 2024, Juan Carlos Montoya…

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