Sí, Melilla debe dar el paso de convertirse en Comunidad Autónoma, pero no ahora. Asumir más competencias no va a ayudar a que se generen más puestos de trabajo y menos en un momento en que las dos administraciones están en sintonía y trabajando codo con codo en ese objetivo común Melilla cumple el año que viene dos décadas como Ciudad Autónoma, una figura a medio camino entre el municipio que éramos antes y la Comunidad Autónoma que aspirábamos y seguimos aspirando a ser. Una figura que con el paso del tiempo ha llegado incluso a dar algún quebradero de cabeza en algunos tribunales y la propia Administración Pública hasta el punto de tener que introducir matizaciones en la reciente Reforma Local para diferenciar de manera clara a Ceuta y a Melilla de simples municipios. Esta diferencia, que para nosotros está muy clara, no ha sido tenida en cuenta en determinadas sentencias a pesar de que el Tribunal Constitucional sí marcó en 2006 la singularidad y las especificidades del Estatuto de Autonomía de Melilla respecto a los entes locales.
Con la Reforma Local que acaba de entrar en vigor esas confusiones deberían desaparecer a priori, pero eso no quita para que Melilla siga manteniendo su reivindicación de conseguir ser algún día Comunidad Autónoma y, de este modo, lograr la anhelada "igualdad" respecto al resto de españoles que viven en las otras 17 autonomías que sí son comunidades.
Pero hay momentos y momentos para plantear esa aspiración. No parece que el panorama actual en el que nos encontramos, camino de la recuperación económica y con el objetivo claro de reducir las elevadas tasas de paro, sea el más oportuno. Los ciudadanos tampoco entenderían que nos metiéramos ahora de lleno en un debate que tampoco interesa demasiado a pie de calle, donde lo que más preocupa ahora es encontrar un empleo, a ser posible de calidad, y llegar a final de mes. Nuestros responsables políticos también deben tener clara esa prioridad, de ahí que no se entienda que en la ciudad hermana un partido político plantee ahora la celebración de un referéndum para la conversión en Comunidad Autónoma, y que Coalición por Melilla (CpM) secunde esa petición para que se amplíe el techo competencial.
Sí, Melilla debe dar ese paso, pero no ahora. Asumir más competencias no va a ayudar a que se generen más puestos de trabajo y menos en un momento en que las dos administraciones están en sintonía y trabajando codo con codo en ese objetivo común. Meternos en más charcos sólo puede causar distracción en un momento muy delicado donde hay que estar centrado, sobre todo cuando, recordemos, no hay consenso en ese objetivo de la reforma del Estatuto de Autonomía. La legislatura pasada ya se planteó esa posibilidad y no hubo acuerdo porque el PSOE no expuso con claridad su postura. Lo más probable es que ahora volviera a ocurrir lo mismo aunque el grupo socialista esté tan debilitado, con dos diputados en la cuerda floja. Ceuta y Melilla no deben dejarse arrastrar por las aspiraciones soberanistas de otros territorios como Cataluña, y menos cuando la Constitución les da la llave para esa conversión en Comunidad Autónoma mediante el desarrollo de la Disposición Transitoria Quinta. Pedir un referéndum como hace Caballas es no reconocer esa herramienta que ya tenemos desde hace cerca de 36 años.
