Que uno está de paso en este peregrinar por la vida es harto conocido. Que al final de este "Valle de lágrimas" nos espera un premio o ¿un castigo?, también lo conocemos desde pequeños por nuestros padres y educadores. Que somos materia corruptible también lo conocemos en la vida y en la muerte.
Si creemos, sabemos que hay una última oportunidad de arrepentimiento y perdón en alguna mínima fracción del tiempo que separa vida y muerte materiales, porque Vida y Muerte van aparejadas más allá del deceso terrenal.
Por eso La Semana Santa es tiempo de Alegría y Reflexión, de conocer y meditar que el Dios de la Misericordia te va a otorgar un "Suspiro", un hálito para que en ese instante fugaz puedas arrepentirte. ¿De qué, diremos muchos? Y nos autocontestaremos, en silencio y avergonzados, después de haber analizado nuestras almas y conciencias, "Señor he pecado contra el Cielo y contra Ti, por esto y por esto y por esto y…"
Semana Santa, como en otras Religiones, es tiempo de reconciliación con uno mismo y con los demás, es tiempo de reflexión a solas con uno mismo. Tiempo de Caridad y solidaridad con los que nada tienen, con aquellos desheredados, con los marginados, con los olvidados…
Es Tiempo de Fe, en uno mismo para saber que puede hacer lo que se proponga, fe para ayudar, fe para hacer la Voluntad del Padre que nos llama, ¿No os dáis cuenta que cada día nos llama por algo y para algo?. Sí, lo oímos, pero hacemos oídos sordos para no pringarnos. Es también, Tiempo de Esperanza para conseguir un mundo mejor. Que es posible si arrimamos todos el hombro, laicos y religiosos de todas la confesiones.
Esperanza en nuestro Dios, el de cada uno, ¡Pero ojo! y Esperanza en el hombre que somos tú y yo y este y aquella y el de allende los mares y la de la alta montaña, Hombres y Mujeres de los confines de la Tierra.
Solo me queda desear a mi querida Melilla y a todas sus gentes, a todas, a todas… reflexión y bondad y apoyo siempre a los más necesitados y que el Dios de cada uno nos escuche y nos bendiga. Un fuerte abrazo.
