Cualquier esfuerzo en materia educativa es poco, ya que la formación de las nuevas generaciones constituyen los cimientos del desarrollo económico y social de nuestro país en el presente y en el futuro Melilla lleva años sufriendo un importante déficit en materia educativa, aun cuando se trata de una de las materias más importantes y sensibles para los ciudadanos y para el futuro de cualquier sociedad. El fracaso escolar sigue siendo una asignatura pendiente para esta ciudad, a pesar de que en los últimos tiempos se ha conseguido dar algunos pasos hacia delante sin llegar a solucionar el problema del todo. Es más, al fracaso y abandono escolar se le han sumado otros hándicaps, como han sido la explosión demográfica que Melilla ha sufrido desde el inicio de la crisis, dando lugar a una mayor demanda de los servicios públicos, la Educación entre ellos. Así es como hemos llegado a un agravamiento de las ratios de alumnos por aula, que ya de por sí eran elevados antes de que la población empezara a crecer debido a que Melilla es de las regiones con mayor proporción de jóvenes entre sus habitantes. Desde la Ciudad Autónoma se ha apostado fuerte en los últimos años por la Educación con medidas como las becas para los alumnos de ESO y de la etapa universitaria, unas ayudas que han evitado que miles de alumnos de familias desfavorecidas se vieran obligadas a dejar sus estudios de forma prematura por falta de recursos. A ello se suman las becas de otras etapas educativas, así como la construcción de nuevas guarderías y la implantación de más carreras en el Campus para convertir a Melilla en una ciudad eminentemente universitaria.
La Educación afecta de forma muy directa a nuestros niños y adolescentes, el sector de la población más vulnerable junto con los mayores. Ellos representan hoy las generaciones futuras que tendrán que tirar del carro de este país de aquí a unos años. Por eso es tan importante que ahora, en su etapa formativa, reciban la mejor -y mayor- educación posible en conocimientos y valores, porque supone una garantía de que estarán bien preparados cuando tengan la responsabilidad de sacar adelante el país. Eso afecta también a la generación presente que en la actualidad está asumiendo esa importante misión, ya que su calidad de vida y bienestar dentro de varias décadas estará en manos de los que hoy dan sus primeros pasos en la vida.
Por todas esas razones, los dos convenios que firmaron ayer la Ciudad Autónoma y el Ministerio de Educación, así como la construcción de nuevos centros para solucionar la saturación que sufren actualmente los colegios e institutos de Melilla son muy buenas noticias. No obstante, también hay que tener en cuenta que cualquier esfuerzo en materia educativa es poco, ya que la formación de las nuevas generaciones constituyen los cimientos del desarrollo económico y social de nuestro país en el presente y en el futuro. Por eso es necesario seguir incidiendo en esa etapa de colaboración entre ambas administraciones en materia educativa para poner fin a esas carencias cuanto antes. Ése sería el seguro de vida para una Melilla más desarrollada y competitiva en los años venideros, un objetivo en el que la Educación es quizá el engranaje principal de la maquinaria.