Sí es cierto, el tiempo pasa rápidamente cuando pasa para lo bueno y pasa lenta y pesadamente cuando el tiempo ni tiene, ni sabe ofrecer nada.
El tiempo es una interpretación, es como una melodía inigualable, que sabe a poco, o como el ruido atronador de una fanfarria que te enloquece.
Juan José Ramos Navarro se nos jubiló el quince del pasado mes, también es mala pata porque podía haber esperado al nacimiento de mi nieto Marco.
Y se nos jubiló con acordes melódicos, con acordes de persona de bien, con acordes de los que llevan una sonrisa en los labios y un suspito en el corazón.
"JUANJO" nos ofreció todo aquello que es capaz de ofrecer una persona íntegra, buena, excepcional, nos ofreció su corazón y su alma a cambio de nada. Y ese es su mérito.
Lo conocí hace tantos años…cuando se forjan las amistades verdaderas, no éramos nada, ni nadie en una sociedad que valoraba superfluas vanidades. Yo sabía que llegaría lejos porque la persona mejora con los años como se curte la madera,día a día, calladamente, sin destacar, hasta que explosiona la obra bien hecha.
Por eso hoy hemos reído, añorado y llorado de emoción, de nostalgia y de poder contar estas experiencias de cariño junto a alguien que ha sido un referente en nuestro trabajo, pero sobre todo en nuestras vidas.
¡Juanjo en nuestros corazones!
