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FÚTBOL-OPINIÓN

Se ganó la primera batalla

Eso fue lo que hizo la U.D. Melilla el domingo en el Estadio Municipal, ganar la primera batalla de la guerra en que está metida para levantar cabeza de cara a conservar la categoría que ostenta, esa Segunda División B que, como se ha dicho estos últimos días tantas veces, tantos sacrificios y lágrimas costó. Lágrimas de alegría al final cuando el club decano del fútbol melillense salía del pozo de la Tercera División.

Abilio Rubio Sevilla, entrenador que en su día logró ascender al Melilla a la Segunda División, me decía con frecuencia: «Mira Roldán, si un equipo quiere aspirar a algo debe sacar adelante los compromisos de casa y, fuera de ella arañar el mayor número de puntos posibles. Con ello será difícil que te veas en apuros de permanencia y, por contra, tendrás muchas posibilidades de alcanzar otras metas». Lo que él logró llevando al equipo a la categoría de plata del fútbol español en la temporada 1961-62.
Un tres-cero al Recreativo de Huelva es un resultado esperanzador en la meta que debe alcanzar la U.D. Melilla si, a partir de ahora, cambia el rumbo que llevaba. Todo es que tanto técnico como jugadores se lo propongan porque, como dice el dicho, «puede hacer más el que quiere que el que puede».
En este caso es empeñarse a fondo para, en cada partido, luchar cuanto sea preciso y más y, por supuesto, acertar con los marcos contrarios, que esta es otra cuestión. Un mal que no debió llegar a producirse si la nefasta Junta Directiva que tiene el club, empezando por su presidente, no hubiera prescindido de un hombre que le daba buen resultado, el delantero Chota. Pero claro, le dijeron que se fuera por no abonarle un puñado más de euros y ahí estamos viendo los resultados mientras que sí se están gastando en cargos que un equipo de la categoría en la que milita el Melilla no se puede permitir. Por ejemplo, un gerente, un secretario técnico, un segundo entrenador, un… no se cuantos más. Esto queda para equipos que sus posibilidades económicas se lo puede permitir, pero no para una U.D. Melilla que si sigue donde está es debido a lo que le cuesta a la Ciudad Autónoma o, como antes se le decía, Excelentísimo Ayuntamiento que como nadie ignora, administra el dinero de los contribuyentes con sus impuestos.
Ignoro cuando doy vida a estas líneas si el entrenador y jugadores habrán recibido el dinero que se les adeuda. Espero que así haya sido; como igualmente desconozco si el presidente y sus directivos han tomado ya la decisión de largarse para dejar al club en mejores manos, una medida que no debería olvidarse para, cuanto antes, poner en orden todo lo que esté en desorden, que no es poco.

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Francisco Roldan

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