El problema de apertura no se centra en la remodelación, sino en los acuerdos para la gestión del local con el Obispado, que está en posesión del uso de la Casa del Conventico, como hemos señalado en repetidas ocasiones. Hace algo más de un año y medio recordábamos la genial obra del escritor barcelonés Eduardo Mendoza, “Sin noticias de Gurb”, un libro ameno donde los haya que vio la luz en 1991 y que tuvo tal éxito en su momento que fue traducido a seis idiomas, entre ellos, el alemán, polaco y danés. Y lo hacíamos. aunque la situación entre uno y otro caso no tenga ninguna similitud, porque continuábamos también “sin noticias” de la cacareada Hospedería del Conventico, en Melilla la Vieja, que sigue aún absolutamente anquilosada.
Los hechos se remontan allá por el año 2004, cuando el presidente de la Ciudad Autónoma en una soleada mañana de junio y desde la amplia terraza de la por entonces, y también por ahora, Casa del Conventico, desde la que se domina una maravillosa vista del faro sobre un espectacular Mediterráneo, anunciaba que en septiembre de ese mismo año finalizaría la reforma iniciada algún tiempo atrás.
Ha pasado una década, diez años, y el inmueble que en su día sirvió de vivienda a los frailes Capuchinos no ha vista aún la luz como hospedería.
También en el año 2010 fecha de la última visita pública del primer mandatario melillense, decía Imbroda que ya se había llagado a un acuerdo con el Obispado para la apertura del establecimiento hotelero y, hasta la fecha.
Pero ya se sabe, las cosas de palacio van despacio, a pesar de tratarse de un edificio destinado a albergar tan sólo una docena de habitaciones.
El problema de apertura no se centra en la remodelación, sino en los acuerdos para la gestión del local con el Obispado, que está en posesión del uso de la Casa del Conventico, como hemos señalado en repetidas ocasiones. Al parecer, el problema de propiedad y de uso del inmueble en el que están implicados Defensa y Obispado continúa sin resolverse, por lo que una de las partidas que la Ciudad Autónoma iba a destinar para dar luz verde a la hospedería se destinó a arreglar el techo de la anexa Iglesia de la Purísima Concepción en Melilla la Vieja que acusaba un gran deterioro, por lo que el futuro de la hospedería sigue siendo el quiste de un casco histórico que día a día experimenta mejoras pero que, en este asunto, no avanza y no hablamos de unos meses. Se cumplió la década.