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Sánchez propone ahora, por interés, lo que antes descartaba. Ceuta y Melilla, ¿territorios disputados?

«Repite una mentira con suficiente frecuencia y se convierte en verdad», es una ley de propaganda con frecuencia atribuida al nazi Joseph Goebbels. Entre los psicólogos se conoce como el efecto de la «ilusión de verdad».

Aunque la ley de propaganda de Goebbels no siempre engaña a los receptores de la falsa información: la repetición tiene el poder de hacer que las cosas suenen más ciertas, incluso cuando sabemos que no lo son, pero no anula el conocimiento.

Es por lo anteriormente mencionado por lo que los dictadores, como también ocurría en la época medieval (en la que el conocimiento estaba reservado a la Iglesia y la nobleza), quieren limitar/controlar el conocimiento, porque es un arma vital para que calen sus mentiras muchas veces repetidas. Sánchez y su ministro de propaganda, Félix Bolaños (que cada vez parece más un papagayo que repite la voz del amo), son alumnos aventajados en el arte de la mentira repetida para confundir al “pueblo”, con el agravante de que pretenden hacerlo dentro de una democracia. Su problema es que el conocimiento está ahora cada vez más extendido y es también mucho menos controlable.

Si no tuviéramos/tuviésemos el conocimiento previo de otras elecciones en las que Pinocho Sánchez descartó muchos debates por innecesarios (según él), quizás la propaganda de Bolaños nos hubiera o hubiese engañado y convencido de la bondad de un cara a cara semanal de Sánchez con Feijóo hasta el 23J (lo que propusieron la semana pasada Sánchez y su loro).
Pedro Sánchez insistió en que quiere que esta campaña electoral “sea las de los debates”. Ja, ja. ¡El narcisismo/yoismo de Sánchez no tiene límites (al menos no humanos)! Debe seguir pensando, ignorando el tortazo en la cara que recibió en las recientes elecciones, que lo que él piensa y lo que piensan los españoles es lo mismo.

Melilla (y Ceuta), territorios disputados.
¿Saben ustedes que Google Maps considera a Ceuta y Melilla como territorios disputados?

El gigante tecnológico dibuja nuestras fronteras con Marruecos con líneas discontinuas, algo que sólo sucede en lugares como Crimea, Cachemira y algunas exrepúblicas soviéticas.
Por algún extraño motivo, Google duda de la españolidad de Ceuta y Melilla y considera que ambos enclaves son territorios en disputa, justo como si España y Marruecos estuvieran pujando por su soberanía.
Lo puede comprobar cualquiera abriendo la app en el móvil. Si se sitúa la vista satelital sobre cualquiera de los dos municipios, se puede observar cómo las fronteras terrestres con Marruecos aparecen dibujadas en línea discontinua.
Podría pensarse que no hay nada de malo en que las divisorias estén punteadas, pero esa percepción cambia si nos fijamos en las del resto de naciones del globo: en todas ellas (con las excepciones más abajo detalladas) el trazo es firme. En lugares tan recónditos como Crimea, Cachemira o Transnistria, donde realmente sí que hay dos o más países reclamando para sí esas porciones de terreno (con mucha violencia, de hecho), las fronteras también aparecen dibujadas con líneas discontinuas.
No parece probable que en Silicon Valley no sepan que el Estado español ejerce su soberanía efectiva sobre las dos Ciudades Autónomas. La cosa, desgraciadamente, va mucho más allá: si cualquier súbdito marroquí entra en Google Maps y fija la vista sobre Ceuta o Melilla, no verá separación alguna entre su patria y la nuestra.
Se puede suponer que todo esto obedece a un intento por no herir los sentimientos del Rey Mohamed VI, cuyas relaciones con EEUU son mejores que las de España. Es el problema de, como hizo Sánchez en su “secreta” (nadie sabe qué se acordó) visita a Marruecos, bajarse los pantalones a cambio de nada. Esperemos que Feijóo se mueva mejor con EEUU y pueda poner en su lugar a nuestro incómodo vecino.
Algo que no es una mentira y que está muy bien gestionado (nuestros políticos deberían aprender): El Real Madrid Club de Fútbol. Economía saneada, grandes inversiones y resultados son el resumen de las políticas de Florentino al frente del mejor, con diferencia, club del mundo (no sólo de fútbol).
Para muestra: La marca Real Madrid, la más fuerte de clubes de futbol del mundo, según Brand Finance. El club blanco repite como la marca más poderosa entre equipos de fútbol y es la segunda más valiosa, solo superada por el City.

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