MELILLA HOY entrevista al artista Salah Mizian, melillense de 45 años, que lleva toda la vida practicando el arte de la ilustración. Nació con esa habilidad y recuerda que desde muy pequeño su única afición era el dibujo. Lo primero que dibujó con tres años fue el personaje de Ibáñez, «Mortadelo». Mantiene buenos recuerdos de la Escuela de Arte, donde estudió, aunque reconoce que donde más ha aprendido ha sido a través de internet. Coordinador de Mensajeros por la Paz en Melilla, dedica todo el tiempo que puede a su gran pasión: la ilustración infantil.
-¿Cuándo comenzó tu interés por el dibujo y, concretamente, por la ilustración infantil?
-Siempre he dibujado, desde muy pequeño; me interesaba mucho la ilustración infantil, y cuando terminé la Escuela de Arte, iba a la biblioteca y cogía los libros ilustrados para ver las técnicas que utilizaban; así que me puse manos a la obra, experimentando con diferentes técnicas y herramientas como el achiurado, el rotulador calibrado, las acuarelas, los acrílicos, etc.
Mi problema es que nunca subía los trabajos a las redes sociales, ni los exponía; hasta que un día vi en Facebook todo un mundo, lleno de grupos de artistas internacionales. Escaneé un dibujo y lo subí a esta plataforma, donde recibió muchos likes.
Desde entonces me centré en dar visibilidad a mi obra, hace prácticamente quince años. Yo siempre digo que internet ha democratizado el arte, porque tu trabajo puede verlo todo el mundo, sin que dependa de la decisión de ningún comisario de galería de arte.
-¿Qué autores han sido tus referentes?
-Siempre he visto muchos tutoriales de ilustradores como Roald Dalh, Morris Sender y Satoshi Kitamura, que me encantan.
-Además del dibujo, ¿tienes algún interés por otras ramas artísticas?
-Estoy muy enfocado a la ilustración infantil, porque disfruto mucho todo lo que hago; pero mientras dibujo me relajo escuchado música.
Hace tiempo también me dedicaba a la artesanía árabe y me iba muy bien, y aunque vendía bastante, cuando comencé a trabajar lo dejé, porque me ocupaba mucho espacio y tiempo; además de la competencia de artesanos marroquíes, que suponía tener que rebajar el precio, algo a lo que no estaba dispuesto, porque el objetivo de cualquier artista es vender. En la actualidad, estoy muy contento con mi trabajo, no te lo voy a negar, pero mi gran ilusión es vivir de mi arte.
-¿Te sientes valorado como artista?
-Si. Aunque lo tengo como hobby, me saco un dinero puntual, que me compensa. Además, noto que se valora mi trabajo cuando, por ejemplo, la Ciudad Autónoma me llama para hacer talleres o charlas en los colegios, como el Mediterráneo; algo que me entusiasma, porque siendo un colegio de difícil desempeño noto cómo los niños se motivan mucho y atienden a mis explicaciones de técnicas básicas de dibujo.
-Cuando comienzas un cuento, ¿Qué mensaje intentas trasladar a los más pequeños?
-Cuando escribo, desde un primer momento no busco ningún mensaje, pero conforme voy escribiendo van surgiendo personajes de diferentes características, a los que voy añadiendo su personalidad con las distintas temáticas de interculturalidad, los valores o el respeto al medio ambiente.
Ten en cuenta que en un libro ilustrado, donde te vas a encontrar unas doscientas o trescientas palabras, lo que tiene más trabajo, precisamente es la ilustración porque el objetivo es que capte la atención del niño para que se motive a leer.
-¿Cuántos cuentos ilustrados has publicado?
– He publicado tres cuentos. El primero fue “El Viaje de Fátima”, que es un collage, inspirado en la cultura greco-
romana. El segundo, “Idir, el oso del Atlas”, muy vinculado a la cultura Amazigh y mediterránea; que se basa en la convivencia intercultural de esta parte del norte del Rif.
Para hacerlos, me inspiré en las series y películas que veíamos en la sobremesa de los sábados por la tarde, donde nos juntábamos toda la familia. De estos dos cuentos, ya he hecho una segunda edición en tapa dura y ya he vendido quince ejemplares al colegio Mediterráneo y, por otro lado, tengo que decirte que yo estudié en el Juan Caro y su director, don Alfonso Zafra, que se jubiló hace poco, me compró 60 ejemplares para el colegio.
El tercer cuento ilustrado se llama “Es una larga historia”, que, al igual que los dos anteriores, se han publicado a través del Servicio de Publicaciones de la Ciudad Autónoma de Melilla. Mi estilo mezcla mucho el mundo real con la fantasía, donde existen animales que hablan o animales antropomorfos.
Tengo un cuarto libro “Las visiones de Beya Blue”, que no he escrito yo pero que sí he ilustrado, de un poeta extranjero que se puso en contacto conmigo a través de redes sociales, que ha ganado el premio internacional Bright Light Bokk & Joy Harris-Bird, al “Mejor libro infantil del año”.
-Si tuvieras que elegir entre uno de tus cuentos, ¿con cuál te quedarías?
-Me quedaría con “El viaje de Fátima”. Es con el que tengo más vínculo personal, porque su personaje principal está inspirado en mi abuela; aunque las ilustraciones de los otros cuentos son más compleja.
-Además de los cuentos, ¿has realizado alguna exposición?
-Mi primera exposición de ilustraciones la hice en Madrid, a través de Mensajeros de la Paz. Posteriormente he expuesto en Córdoba y Málaga.
Próximamente, en noviembre, volveré a Málaga para exponer en Alhaurín de la Torre. No quiero salir mucho más, porque ahora mismo mi prioridad es mi trabajo en la ONG y no me gusta sentirme presionado; porque cuando un trabajo da buenos resultados y sale bonito, es cuando disfrutas lo que haces.
Siempre me he considerado más ilustrador que escritor.
-¿Tu próximo proyecto?
-Estoy trabajando en un abecedario “monstruoso”, aunque suelo alternar trabajos; así cuando me canso de uno, continúo con el otro.
Me encuentro en la fase de barajar varios nombres para este abecedario, que será algo así como “Un abecedario muy monstruoso de la A a la Z”, que trata sobre las acciones cotidianas de monstruos, realizados con la técnica del achurado y de comenzar nuevos proyectos que tengo en mente pero que aun no voy a desvelar.
También tengo escrito un libro-álbum, de 98 páginas, que cuenta una historia muy bonita sobre unos niños mulatos que vivían en la Alemania de Hitler, contado en primera persona; sobre el que me he documentado bastante, porque me gusta mucho la historia, y del que solo me quedan las ilustraciones. Quiero presentarlo a certámenes nacionales.
-Para finalizar la entrevista, ¿quisieras añadir algo más?
-Decir que todos mis trabajos están hechos a mano. Suelo utilizar mucho la técnica del collage.
