Revilla no rectifica sobre el emérito: «Me veo en el banquillo a punto de cumplir 83 años»

Miguel Ángel Revilla, expresidente de Cantabria, rechaza rectificar sus declaraciones sobre Juan Carlos I, defendiendo su honestidad y firmeza en la verdad. Tras el fracaso del acto conciliatorio, se prepara para un probable juicio.
REVILLA

El expresidente de Cantabria Miguel Ángel Revilla ha explicado este viernes tras finalizar sin avenencia el acto de conciliación con el rey emérito -que le pedía indemnización de 50.000 euros por manifestaciones injuriosas y que se retractara- que no rectifica sus palabras porque cree que lo que ha dicho es verdad.

«Yo no rectifico en nada de lo que mis condiciones personales me hacen pensar que estoy en lo cierto», ha señalado el regionalista a la salida de los juzgados de Santander, donde se ha celebrado la vista sin la presencia de Juan Carlos I, que ha estado representado por su abogada. Al concluir sin acuerdo entre las partes, Revilla ha destacado que «nunca» antes se ha visto en un caso como este.

«Jamás había pisado estas salas, salvo para venir a la Junta Electoral a presentar mis candidaturas. Yo me veo, teóricamente, en el banquillo, a punto de cumplir 83 años», ha dicho. Pero «yo tengo la honradez como trayectoria en mi vida y no la voy a perder ahora», ha remachado.

Y es que terminado el acto, con la comparecencia de las partes pero sin avenencia entre ambas, la letrada de la Administración de Justicia del Juzgado de Primera Instancia número 13 de Santander dictará un decreto en el que hará constar el resultado y el archivo de las actuaciones, a partir de las cuales la parte conciliante podría interponer la demanda anunciada, de protección del derecho al honor.

Ante ese hipotético escenario, Revilla se muestra «tranquilo» porque «deliberadamente jamás» ha hecho nada en lo que no crea, y ha avanzado que su abogado, José María Fuster-Fabra –catalán, afiliado al PRC y con 40 años de experiencia– preparará «con mucha documentación» el juicio, en el que «desfilarán muchos testigos». Al respecto, y tras expresar que cree en la justicia, ha considerado que este asunto tiene que ver con «denuncias entre cargos públicos, que no es lo mismo que entre particulares».

En declaraciones al más de medio centenar de periodistas y reporteros concitados a la salida del complejo judicial de Las Salesas, Revilla ha explicado lo que ha ocurrido en el interior de la sala de vistas número 9 y que por motivos de aforo han podido seguir una veintena de profesionales: que él no rectifica ni reconoce que ha «mentido» al hablar de la fortuna o presuntos delitos cometidos por el exjefe del Estado.

Así, entiende que no ha mentido toda vez que se ha limitado a «beber de las fuentes» de donde ha obtenido la información (periódicos, emisoras, televisiones, etcétera), tal y como ha expuesto su abogado ante la letrada judicial.

En este sentido, Revilla ha reflexionado que muchos medios de comunicación que han publicado noticias que luego él ha comentado en programas de televisión podrían haber sido objeto de una demanda como la que ha anunciado contra él el monarca emérito a través de la abogada que ha designado para este caso: Guadalupe Sánchez -que también se encarga de las acciones civiles emprendidas por Alberto González Amador, el novio de la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso- y que no ha hecho declaraciones, ni al llegar ni al salir de la sede judicial.

«¿Por qué no se querella contra el New York Times (que ha cifrado en 2.000 millones la fortuna de Juan Carlos I) o incluso contra la revista Forbes, que es la que publica la riqueza de los señores de este mundo?», se ha preguntado el regionalista, para instar así al monarca a que «se querelle contra ellos». «¿Por qué un Borbón y Borbón-Dos Sicilias contra un Revilla Roiz Morante?», ha abundado.

A este respecto, ha indicado que aunque duerme «bien» por las noches, siempre se pregunta cuando se acuesta «por qué a mí y no a ustedes», ha expresado a los periodistas. «Supongo que al ser una persona muy conocida pues han pretendido conmigo dar un escarmiento», ha reflexionado.

El regionalista, natural de Polaciones y que cumplirá 83 años el próximo enero, se considera «un personaje normal» y ha optado ante este pleito, inédito en Cantabria y en España también, seguir la línea que, según ha destacado, le ha caracterizado durante toda su vida y que ha resumido así: «No puedo vivir con lo injusto».

Al hilo, ha citado diferentes causas en las que se ha implicado, como su oposición a la guerra de Irak o la defensa de los intereses de los preferentistas, y ha justificado el que denunciara y se sumara a la opinión generalizada de los españoles, convirtiéndose en «el portavoz» de la opinión de la sociedad, cuando trascendieron hechos sobre Juan Carlos I que «han manchado la imagen de un hombre al que yo dediqué un libro hace 15 años».

«Este hombre ha dilapidado en su última etapa una trayectoria que nos hizo a los españoles tenerle en un pedestal, sobre todo a partir de aquella intervención en la noche del 23F (golpe de Estado en 1981) donde mandó a los cuarteles a quienes estaban sublevados», ha recordado el expresidente cántabro, que «admiraba» al rey emérito pero que no disculpa un cambio de trayectoria ni «ilegalidades», «por muy amigo que sea». «Este hombre nos ha defraudado», ha lamentado.

Revilla ha justificado su proceder aludiendo a su condición de «personaje público» y la «obligación» que ello conlleva para expresar la «indignación» social que ha culminado en otro libro, publicado recientemente y que «no se parece nada al primero que le dediqué» al rey emérito.

Ahora bien, aunque se mantiene en lo dicho, el secretario general del PRC y diputado regional ha admitido que «a veces» habla de «corrupto» o «delincuente» y otras de «presunto corrupto» o «presunto delincuente», si bien a sus ojos está «claro» que lo que ha hecho el padre de Felipe VI «está en todos los medios de comunicación publicado».

«Mi certeza personal es que este hombre ha tenido una trayectoria que ha defraudado a muchísimos, y muy especialmente a mí, que he tenido con él una relación quizá más afectiva que la que pueda haber entre un presidente de una comunidad autónoma y un rey. Hemos tenido una cierta empatía, pero cuando se te cae esa imagen que tienes de este hombres, la obligación de cualquier persona como yo que no se puede callar las injusticias es decirlo. Punto», ha concluido.

 

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