Viví en casas de no más de dos habitaciones, incluso algunos con aseos colectivos de boquete a acertar. Estudié en la pública la primaria a base de becas . No podéis imaginaros la alegría en casa cuando llegaba con el diploma de marras y un sobre con cincuenta peseticas de la época. Quise aprender a tocar el tambor y la caja y me impusieron la corneta. Fue un fracaso pues nunca fui Amstrong. Estuve a punto de que me llevasen a un correccional porque un amigo bereber me invitó a pedir limosnas con él, Y le acompañé a media distancia siendo cazado por un franquista depurador de las miserias. Me salvó curriculum escolar ,mi humildad, mis padres ejemplares. Llegué tarde al disfrute de comer mazapanes. Los chicos pudientes de la calle me llevaban años de ventaja, pero dentro de nuestra humildad, nunca olvidaré el pan duro frito con ajo y aceite, el pan con aceite y azúcar, los bollos de aceite del Aceitero…qué tiempos.
Hice mis pinitos con ocho años en basquet. Sin duda era el mejor poniendo las redes a las canastas. Tuve el honor de recibir clases de Don José María Antón Andrés. A él, sin duda le debo mi amor a la escritura. Pesqué con chambel en el puerto cuando era puerto y paseable. Mi abuelo pescador me lo entregó, fue su último con lloros y un abrazo inmensurable.
Sufrí la pérdida de un hermano amigo inolvidable que me marcó..pero nosotros ya habíamos realizado nuestras " aventuras a lo largo del ancho mundo. Siempre en mi recuerdo estimado Baldomero. Hice el bachiller elemental con notas brillantes aunque reconozco me gustaban ya a esa edad más las romanas que el LaTÍN.
( CONTINUARÁ…) pero, eso,depende…". ( Pericassi en un viaje a la infancia)
