Al levantarme raudo y veloz, quejumbroso y dolorido, queriendo ser erguido caballero de alto copete, y mira por donde me encuentro retorcido, que cuan alcayata en el borde de la cama hacia yo mis pinitos por enderezarme sin quejo, más es mi causa de profunda consternación al no poder ir tan recto como quisiera yo presumido. Más bien parecía a D. Quijote después de asaltar al molino.
Pero que más le puedo contar yo que usted no sepa, quién no ha tenido un trance en el hecho del amor, por un sobreesfuerzo no contenido, al contrario, que queriendo ser nutriente amoroso quede usted como yo, bastante "jocoso" por retorcido.Y así llegué haciendo camino al andar, eso sí, con estilo aunque rezongando versos de Quevedo, acordándome de mi pasivo aquél de jóvenes envidos y mejor pluma, y no me refiero al perder aceite, no, que eso ya está superado, a Dios gracias y por el Papa exculpado. Me refiero simplemente a la instrucción del crecer y multiplicaos, eso que ha sido por nos bien aprendido, y por hetero perseguidos y vilipendiados, cuando sólo hemos cumplido con la divina providencia y calmado los ánimos de la competencia de género, siendo de los más generosos plácemes mis haceres, eso sí, castos y lícitos, sin Junqueras ni prostíbulos. Y heme aquí por productividad retorcido. Y es testigo mi honor de que a lo hecho pecho, que por tiempo fenecido, con él se ha ido todo mi brío.Más que siento, al pararme en la en la esquina Mapfre y continuar este idilio, ha resurgido mi estar y quitose el martirio, no me lo creo, pero cierto es tal y como se lo escribo.
Gracias Señor porque mi quejo se haya ido ¡gracias! te da éste Ripio por haberle quitado el disfrute de tal mal padecido. No, si encima va a resultar que soy masoca…
