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Tribuna Pública

"Quien no quiera acatar nuestras leyes, que se marche a otro sitio"

Excma. Sra. Dña. Mª de la Paz Velázquez Clavarana, consejera de Presidencia y Salud Pública del a su vez Excmo. Ayuntamiento de Melilla, sus gentes y monumentos. El pasado viernes fue un tórrido y soporífero día de agosto en el que el trabajo acumulado era lo único que conseguía mantenerme despierto hasta que leí sus declaraciones en algún medio de comunicación. Si le soy sincero, lo primero que pensé fue: "bueno, esta señora no da para más, alguien le dirá que ha metido la pata hasta el corvejón. Otro alguien le recomendará que saque la pata, pedirá disculpas y aquí paz y después gloria". Obviamente con todas las cosas que tengo que hacer no iba a dedicar demasiado tiempo a pensar en ello, pero si es verdad que su declaración daba pistas de por que lares deambula su subconsciente. Sin embargo, esta mañana mientras desayunando leía la prensa ha conseguido usted sorprenderme por segunda vez en menos de 24 horas. Me ha sorprendido al demostrar que yo estaba muy equivocado. Lo suyo no fue un desliz de subconsciente, sino una clara expresión de su consciencia y convicciones. Hoy a usted se le ha ocurrido invitar a la parte de la población de nuestra ciudad que quiera sacrificar un cordero marroquí a que se vaya a "donde sí es legal". No me cabe duda de los muchos y excelentes méritos que usted ha debido realizar para ocupar el cargo que ocupa en nuestra ciudad, pero aun así le pido que me permita compartir con usted unas pocas reflexiones.

La primera es que creo que los cargos que usted ostenta en el Ayuntamiento de Melilla los ostenta para servir a todos y cada uno de los melillenses, es decir usted es la consejera de Presidencia y Salud Pública tanto para mi, como para aquel que votó a su partido o al partido que le aupóa dicho cargo. De modo que si a cualquiera de los ciudadanos melillenses se nos presenta cualquier problema del día a día, y suponiendo que ni usted, ni ninguno de los políticos que con usted comparten mesa, están allí meramente para enriquecerse a costa de las arcas públicas, lo que espero es que sean lo más diligentes que puedan e intenten poner solución a dichos contratiempos. Sin embargo, hay problemas a los que no se pueden poner solución desde sus cargos. En ese caso, quizás lo que se debería hacer, sobre todo ante una problemática que atañe a casi la mitad de la población de Melilla, es lanzar una campaña informativa en la que nos explique a la plebe los pros, los contras y las limitaciones a las que se enfrentan ustedes como gestores públicos. No obstante su campaña, y por ende la del gobierno local al que usted representa, se ha basado en: "Quien no quiera acatar nuestras leyes, que se marche a otro sitio"
La segunda viene a colación de la última parte de esta última frase. ¿Otro sitio? ¿A qué otro sitio se refiere? Aquí creo que usted confunde varias conceptos y sentimientos. Los conceptos: nuestro país se organiza en un estado de derecho. Esto significa que cualquiera de sus ciudadanos (o foráneos) que incumplan la ley dentro de su territorio se podrán a disposición de la justicia. Para ellos existe un cuerpo de funcionarios de la Judicatura que ostentan uno de los poderes más importantes de nuestro país, el poder judicial, y que estimarán que pena imponerle a dichas personas, en caso de que la ley así lo exija. Ni la pena de destierro existe ya en nuestro país, ni usted es jueza, ni Melilla sigue siendo un presidio de la corona. Si usted como servidora pública, o como ciudadana particular, cree que alguien no acata nuestras leyes, lo que debe hacer es ir a un juzgado y poner una denuncia. No invitar a nadie a irse a "no sé dónde". Lo de irse a otro sitio solo sirve cuando intentas encubrir la violación de alguna de nuestras leyes usando Suiza, Andorra u otros paraísos fiscales para ello. Seguro que le vienen a la cabeza unos cuantos casos asociados con ilustres políticos y organizaciones afines de este país nuestro.

En cuanto a los sentimientos, le voy a confesar que me da pena que alguien tan joven como usted aun albergue la concepción de que los moros de Melilla están de prestados aquí. Los musulmanes de Melilla son ciudadanos de pleno derecho y como tales nos trata la mayoría del Estado español y los ciudadanos que lo componen. Obviamente sujetos al estado de derecho como cualquier otro español. Sin embargo de vez en cuando surge alguien que te mira como si estuvieras de paso, como el que mira a un inmigrante que en algún momento decidirá volver a su país y nos dejará un poco más tranquilos… No se confunda señora Velázquez, nosotros no somos inmigrantes, no venimos de ningún sitio y obviamente no nos vamos a ir a ningún sitio. La mayoría de nosotros hemos nacido en España y sí, confesamos una religión diferente a la suya, pero a mi no se me ocurriría invitarle a irse a otro país de confesión cristiana o budista para que usted pudiera practicar su religión o sus costumbres. Usted como ciudadana española tiene todo el derecho a practicar su religión y sus costumbres en su país, que es España, y si en algún momento yo como ciudadano de a pie creo que usted está incumpliendo alguna de las leyes que todos como españoles nos hemos dado, entonces iré a un juzgado y la denunciaré. Un juez tendrá que determinar si ciertamente usted incumple la ley y tomará las medidas oportunas si así es. Pero creo que ni si quiera a él como juez, se le ocurriría invitarle a irse a Tailandia porque ahí sí que son legales la religión o costumbres con las que usted se siente identificada.

El otro día charlando con un muy buen amigo melillense, rifeño y musulmán, me decía que el votó en las últimas elecciones al PP. Ante mi cara de estupefacción por múltiples razones, continuó justificando que no cree que haya otra gente más preparada para gestionar la situación en la que nos encontramos. Bueno querido amigo, me alegra no tener que buscar concienzudas razones para discutir contigo sobre opciones políticas. Solo decirte que esta excelentísima y magnifica gestora a la que votaste de forma directa o indirecta te invita como cargo público a ti como ciudadano español a que busques otro país, que aunque no sea el tuyo, donde creas que tus costumbres pudieran ser respetadas y te vayas allí a practicarlas. Asumamos que ese hipotético paísa donde la señora Velázquez te envía te quiera recibir a pesar de que no seas ciudadano del mismo. Supongo que esta es la eficiencia y preparación de la que me hablabas…
Cuando se incurre en un despropósito, lo que se debe hacer es reconocerlo y rectificar, incluso a riesgo de demostrar torpeza, ignorancia o ambas cosas. Esta práctica que es tan común en otros países europeos en los que tanto nos gusta vernos reflejados, es algo que brilla por su ausencia en España. Por ello creo que el refranero popular español es tan rico y tiene para todo y todos. En este caso me viene a la mente un dicho que oí en Colomera, un agradable pueblo de la provincia de Granada caracterizado por la delicadeza de su aceite de oliva y la sutileza de sus gentes, que rezaba así: "Cuando a un tonto le da por una linde, hasta que se rinde. Se acaba la linde y sigue el tonto…"

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