Por Miguel Platón
Cuando haya pasado el tiempo y del sanchismo no quede más que el recuerdo de un episodio grotesco de nuestra historia política, algunos sucesos resultarán difíciles de creer, sobre todo para las nuevas generaciones. Uno de los más inverosímiles será lo que ha sucedido esta semana a cuenta del supuesto espionaje a varias docenas de separatistas catalanes.
Empecemos por el origen del sainete. Un independentista catalán, tenido por un artista de la informática, publicó la especie en un órgano de la Universidad de Toronto (Canadá). Sin aportar prueba alguna, afirmó que el Estado español ha empleado el sistema israelí “Pegasus” para intervenir las comunicaciones de unos 65 catalanes separatistas. La historia es reproducida por una revista de Nueva York y luego por el diario madrileño “El País”, que a su tradicional sectarismo ha añadido en los últimos tiempos una estrafalaria afición al periodismo basura.
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