Lleva el hombre bajo tierra cerca ya de los cuarenta y dos años y no hay forma que lo dejen en paz o, pudiera ser también, en todo lo contrario, según lo haya juzgado el Ser Supremo, en el momento de dejar este mundo, una tarde-noche de 1975.
“El Ayuntamiento de Santurtzi (Vizcaya), aprobó días atrás por unanimidad (según el teletexto de una cadena de televisión nacional) anular el acuerdo por el que se concedió la Medalla de Oro de la localidad a Francisco Franco en 1971”. O sea, cuatro años antes de su muerte y ahora, a los 45 años, los dirigentes del citado municipio anulan aquel acuerdo. ¡Qué país, con la cantidad de problemas que cualquier población y España entera en general tiene planteados por resolver! El más gordo, a mi juicio, la situación en que se encuentran cuatro millones y medio de personas sin un puesto de trabajo, y hay otros, como el índice de pobreza que están padeciendo miles y miles de conciudadanos; las bajas pensiones que están percibiendo una infinidad de jubilados que, después de muchos años cotizando a la Seguridad Social, las pasan canutas con las pensiones que tienen para llegar a fin de mes; la plaga de corruptos, ladrones y estafadores que están saliendo a la palestra y que están gozando de una libertad y unos privilegios que nadie, con algo de sensatez, puede explicares porque son gente, antes de meter la mano, con unas situaciones económicas envidiables, etc., etc., etc., y nos preocupamos, como esos ediles del citado pueblo vizcaíno, en lugar de luchar por un mejor estado de bienestar –hablo en general en toda España- de retirar una medalla, de oro, de plata, de bronce o de latón, a una persona que lleva bajo tierra cerca de 42 años. ¡Pues vamos a ver cómo la devuelve, porque donde está, a tan larga distancia, trabajo va a costarle hacer el regreso y, más difícil aún, salir de donde fue sepultado con una lápida de acero encima que pesa 3 ó 4 toneladas!
Y aquí también tenemos quienes, al parecer, están obsesionados con retirar todo lo que huela a Francisco Franco que, y no voy a discutir que cometiera errores durante su mandato, pero que forma parte de la Historia de España eso nadie lo puede borrar por mucho que se empeñe. Tenemos el caso, por reciente, de Equo, que preside el Sr. Soria, que insta “de forma oficial”, al presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, a la retirada de monumentos franquistas en virtud de la Ley de Memoria Histórica o, de lo contrario, habrá acciones judiciales.
¿Cuántos monumentos hay en nuestra ciudad conmemorativos al régimen de Francisco Franco, el de la Plaza de Héroes de España? ¿No quedó ya dicho que dicho monumento pasaba a recordar, una vez retiradas las lápidas que habría detrás, cuantos murieron por España en la Guerra Civil de ambos bandos? Y en cuanto al que está a la salida del puerto, que sabe y se ha repetido hasta la saciedad, que se refiere a cuando Franco fue comandante y, junto a Millán Astray, participó en la guerra del 21 contra las huestes del traidor Abdelkrim, traidor a España.
Lo que sí podría hacerse en toda España para recordarle con todo cariño, es colocar monumentos en recuerdo y memoria de aquel que fue Héroe de Paracuellos del Jarama y que se llamó Santiago Carrillo. Al fin y al cabo, aquel hombre forma parte igualmente de la Historia de España.
