Que haya gente que se quiera tirar a la calle con pasamontañas y un bate de beísbol, para limpiar su barrio de menores sin acompañar, como si los MENAS llevaran en su frente el sello de la consejería para ser reconocidos, es un problema de seguridad.
Que la gente que “opina” en el grupo de facebook de “Opinión Popular” o en cualquier otro diga cosas así, o como por ejemplo “Tenemos que hacer limpieza en las calles con nuestros propios medios e ingresar a estos potenciales delincuentes en los centros de acogida en régimen cerrado”, es un problema de seguridad, que debe ser cortado de raíz por las fuerzas de seguridad del Estado, y por supuesto, por la justicia.
Después de criminalizar a los menores, ahora se pasa al odio.
Atrás ha quedado la primera denuncia pública realizada por criminalizar a los menores no acompañados en Melilla hace ya demasiados años. El consejero Ventura, que ha criminalizado a los menores sin recato, parece haber aprendido algo cuando ahora se manifiesta en contra de lo que venía haciendo, pero rectificar es de sabios, eso no es malo. Atrás ha quedado el anuncio público que el consejero Ventura realizó afirmando denunciar a quién denuncia malos tratos a los menores sin acompañar, como la asociación Harraga, postura posteriormente corregida por él mismo, al denunciar en la fiscalía de menores lo mismo que decía Harraga.
Ahora, vienen estos lodos. Han puesto en la consejería de bienestar social a una persona que no cree en el trabajo social, ni en los educadores de calle, ni en nada que venga de una sociedad moderna y democrática de tipo “europeo”. Y su ineficacia en los asuntos públicos y en el gasto del enorme potencial de financiación del que dispone le va a provocar a la ciudad más de un problema, y entre otros, que la gente se envalentone y vaya diciendo públicamente lo que ahora tiene que denunciar Prodein, y los tribunales que juzgar.
Las cuentas no salen. Si tenemos menos de 600 MENAS, y menos de 100 de ellos en las calles y durante 2016 entraron más del doble ¿donde están los demás?
Algo no cuadra. Y va siendo hora de que una organización independiente, a ser posible, de Naciones Unidas, ya que no es un problema exclusivamente “español”, sino internacional, en el seno de los problemas migratorios entre la UE y el resto del mundo, investigue lo que está pasando con los menores no acompañados de Melilla, porque si las cifras suben y bajan en cada declaración que hace el consejero Ventura, es imposible saber donde están los MENAS que el Estado tiene que proteger cumpliendo los acuerdos internacionales que todo Estado está obligado a cumplir, si quiere formar parte de la comunidad internacional.
