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Piden 3 años de cárcel para un hombre por abusar sexualmente de una menor

El Ministerio Público reclama tres años de prisión y una orden de alejamiento de cinco años para el acusado por un delito de abusos sexuales. Según la denunciante, el hombre le realizó distintos tocamientos en las nalgas y los pechos sin contar con su consentimiento cuando ella todavía era menor de edad, teniendo 17 años. Relató que el encausado le agarró de los pelos para aproximarle la cabeza a su zona genital haciendo uso de la fuerza, además de perseguirla y pedirle que le besara y mantuviera relaciones sexuales con él. Testigos de los hechos afirmaron que vieron cómo el procesado se sobrepasó con la joven. El acusado negó los hechos y sostuvo que lo único que hizo fue insultarla. Un individuo se enfrenta a la posible pena de tres años de prisión por ser el presunto autor de un delito de abusos sexuales. Según recoge el Ministerio Fiscal en su escrito de acusación, el pasado 31 de enero de 2016 el procesado realizó tocamientos en las nalgas y los pechos de la víctima, que en el momento de los hechos tenía 17 años, además de agarrarla de los pelos para aproximar la cabeza a su zona genital.

En la vista, celebrada ayer en el Juzgado de lo Penal número 2 de Melilla, el procesado negó que se hubiera propasado sexualmente con la denunciante. Según relató, él se encontró con un grupo de jóvenes que estaba haciendo botellón en la calle Médico García Martínez. Algunos de ellos le invitaron a una copa, indicó. Posteriormente, los jóvenes le dieron una botella de güisqui y la víctima, al rato, le reclamó que se la devolviera, siempre según la exposición de los hechos del encausado. “Yo le llamé gorda”, expuso, alegando que este sería el motivo por el que la chica decidió denunciarle.

A las preguntas de la fiscal, el individuo respondió que no “metió mano” a la víctima y que tampoco la agarró del pelo para acercarla a su zona genital. Según se defendió, fue la chica quien se aproximó a él cuando estaba sentado en un banco. “Es posible que le pidiera que se casara conmigo”, admitió el hombre. Según manifestó, él vive en la calle desde hace meses y puede que se lo planteara “para ver si me podía ayudar”.

El acusado subrayó que no se encontraba ebrio, pese a haber ingerido alcohol, y afirmó que los jóvenes habrían estado burlándose de él a cambio de copas.

Actitud de rechazo
La víctima, que ya ha cumplido la mayoría de edad, aseguró que el acusado sí manoseó su trasero y sus pechos, además de acercarle la cabeza a sus genitales haciendo para ello uso de la fuerza. Sostuvo también que la actitud de ella fue en todo momento de rechazo y que, en ningún caso, vivió los hechos como una broma, más bien como una experiencia “desagradable” causada por la conducta del procesado.

Según recordó la joven, el hombre le persiguió cuando ella se dirigía al baño con una amiga y también llegó a pedirle que le besara y que mantuviera relaciones sexuales con él. “Si quieres te acompaño a casa, sé donde vives”, le dijo presuntamente el acusado.

La denunciante afirmó que, en aproximadamente dos horas, soportó hasta “cuatro o cinco ataques” sexuales por parte del procesado. Finalmente, dos de los jóvenes que participaron en el encuentro intervinieron al ser testigos de los abusos, reprochando al acusado su conducta y procediendo a dar el aviso a la Policía.

Los testigos que intervinieron
Estos dos jóvenes expusieron que el procesado llegó en estado de embriaguez al lugar de los hechos. Dijeron que ellos se encontraban en el interior de un vehículo cuando vieron que el hombre comenzó a tocar a la menor sin su consentimiento. Ante esta actitud, indicaron que se bajaron del coche para ayudar a la víctima. “Ella no quería participar en estos actos”, aseguraron.

Finalmente, declaró uno de los agentes de la Policía Nacional que intervino tras recibir la llamada de los testigo: “Procedimos a detener al individuo”. Según manifestó, la víctima se encontraba en estado de gran alteración. “No estaba bien”, afirmó.

Las conclusiones
Tras escuchar todos los testimonios, la fiscal reclamó una sentencia condenatoria para el procesado además de solicitar una orden de alejamiento hacia la víctima por un periodo de cinco años, para que no pueda acercarse a ella a menos de 200 metros. “Basta con un ‘no’ para que se atente contra la libertad sexual de una persona”, alegó.

Asimismo, apuntó a la magistrada que, en caso de que se impusiera al procesado una pena menor a la reclamada, esta parte se opondría a la suspensión de la misma. “Este señor debe ir a la cárcel para entender que en España, en Europa, en pleno siglo XXI, no se puede atacar a las mujeres”, reivindicó.

El letrado, por su parte, solicitó la libre absolución de su defendido al entender que no existían pruebas de cargo suficiente y que su representado fue objeto de las burlas de los jóvenes el día de los hechos.

La juez tendrá que dictar sentencia.

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Irene Quirante

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