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Piden 3.320 euros a un varón por dar “una paliza” presuntamente a otro a las puertas de un gimnasio

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El denunciante solicita una indemnización de 3.220 euros por haber recibido presuntamente “una paliza” a las puertas de un gimnasio, en la que, según expuso, se le dañó la ortodoncia y el audífono. No obstante, el acusado negó haberle “tocado” y, de los tres testigos que declararon, dos le dieron la razón en este punto. Ambas partes admitieron que el origen del conflicto es un accidente de tráfico que tuvo lugar meses atrás. Ayer se abordó en el Juzgado de Instrucción número dos una denuncia relacionada con un delito leve por una presunta agresión ocurrida el pasado 29 de julio de 2015 a las puertas de un gimnasio de Melilla. La parte denunciante, un joven varón que además cuenta con el cinturón negro de kárate, denunció haber recibido "una paliza" por parte del acusado, que presuntamente le profirió puñetazos en la cara, ocasionándole daños en el audífono y la ortodoncia, provocándole daños materiales que ascienden a la suma de 2.890 euros. Sin embargo, el acusado, otro joven varón, negó rotundamente ser el autor de la presunta agresión.

Según admitieron ambas partes, el origen del presunto conflicto tuvo lugar por un accidente de tráfico, ocurrido meses antes. El presunto agresor expuso que, tras interponer una denuncia a la parte denunciante por daños en el vehículo, la supuesta víctima le abordó dentro del gimnasio para pedirle que alcanzasen un acuerdo. “Me dijo que iba a quemar a mi padre si no retiraba la denuncia”, declaró el acusado, quien aseguró que, ante el “sofocón”, salió del edificio para coger dinero del coche y comprar agua. Siempre según él, el denunciante le esperaba fuera de las instalaciones y le realizó una llave de kárate. El denunciado afirmó que cerca de diez personas se acercaron a separarles al ver la acalorada discusión, pero que “en ningún momento” llegó a “tocar” al denunciante.

No obstante, el denunciante afirmó que el acusado comenzó a amenazarle dentro de las instalaciones, por lo que un trabajador del gimnasio los expulsó del edificio y, una vez fuera, fue agredido presuntamente. “Me pedía el dinero”, dijo.

En el juicio declararon tres testigos. Uno de ellos fue el trabajador que intervino durante la presunta discusión que se inició dentro del recinto. Éste afirmó mantener una relación de amistad con el denunciante, al que vendió el coche con el que se produjo el accidente, y que además el vehículo aún estaba a su nombre en el momento de la colisión. El testigo relató que presenció los golpes, porque se quedó vigilando en la puerta del recinto. El testigo de la parte denunciada también admitió tener una relación de amistad con el acusado, y afirmó haber presenciado la pelea, que resumió en el uso de un tono elevado de voz, aunque afirmó que no visualizó ninguna agresión. El tercer testigo afirmó no tener una relación de proximidad con ninguna de las partes. Dijo que en el momento de los hechos se encontraba en una parada de autobús cercana, y que observó salir del edificio primero al denunciante y luego al denunciado. Según expuso, hubo gritos e insultos mutuos, pero no presenció ningún golpe.

Tras la valoración de la Fiscalía y de la acusación particular, el juez manifestó que el caso quedó visto para sentencia.

Valoración de la Fiscalía y la acusación particular
La Fiscalía pidió que se dictara sentencia absolutoria ante las versiones contradictorias expuestas. Añadió sus dudas respecto a la presunta agresión, ya que el parte médico tiene la fecha del día 28 de julio y la denuncia se presentó el 29. Por otro lado, la acusación particular apuntó al parte médico del demandante como prueba y al testimonio persistente. Solicitó una sentencia condenatoria, así como el pago estimado de 3.220 euros.

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Irene Quirante

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