Josefa Peláez, o Pepita, para la mayoría, cumplió el otro día 80 años. Todos ellos llevados con dignidad y entereza adaptándose a las circunstancias de cada momento. Como el momento en el que se encuentra ahora. La celebración se realizó con sus familiares y amigos en el Hospital Comarcal, donde se encuentra desde hace algo más de un mes.
Pero los ha cumplido gracias al doctor Luis Marín, que supo detectar aquella noche en Urgencias, un infarto asintomático en un diabético. Gracias a la labor del equipo de UCI, y a los doctores de Cirugía, Emilio, Fuad, Mustafa, Clara y Alonso, que se ocupan ahora de sanar su úlcera. Porque ya sabemos que en un diabético todo se complica.
Todo el equipo sanitario de la planta, incluidos los alumnos de prácticas, ha mostrado su profesionalidad y le han aportado el trato cariñoso y anímico que forma parte de la mejor terapia para un paciente.
Ha cumplido sus 80 años gracias a un nuevo internista que llegó hace poco a la Ciudad, Julio Osuna, que le “reajustó” todas sus anomalías, dejándola como un reloj. Con una profesionalidad, entrega y entusiasmo, más allá de lo que marcaría cualquier protocolo. Y aun no siendo ya su paciente, se preocupa con sus visitas de que “su reloj” siga adelante.
Gracias Julio, porque mi madre dice que te mandaron las plegarias a su Virgen.
Que ni la Ciudad, ni la sobrecarga te cambien como profesional y persona.
Y gracias al fisioterapeuta Francisco Navarro, que con mano firme, consigue que Pepita, vuelva a caminar. Y gracias a Dios, por escuchar nuestras oraciones.
Que los 81, los cumplas al aire libre.
