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Pelagia noctiluca: La venganza del mar

Medusa luminiscente

Por Manuel Tapia, miembro de la Sociedad de Estudios Biológicos Iberoafricanos y responsable del área de conservación de la naturaleza de Guelaya-Ecologistas en Acción Melilla

Medusas y aguamalas

Hasta hace unas décadas las llegadas masivas de la medusa luminiscente (Pelagia noctiluca) a las costas de Melilla sucedían cada muchos años, de manera que sólo nuestros mayores recuerdan esos episodios como algo excepcional que se quedaba grabado en el recuerdo. La causa de que llegaran puntualmente cada muchos años de forma masiva a las costas de Melilla puede tener un origen natural, pero es evidente que la situación actual no es ni mucho menos normal, sino todo un síntoma de las alteraciones que estamos provocando en el medio ambiente, y de lo rápido que estas alteraciones tienen consecuencias evidentes. Hasta ahora, los usuarios de las playas de Melilla estábamos más familiarizados con otra medusa, la Rhizostoma pulmo, más conocida por “aguamala”, que muy de vez en cuando provocaba alguna molestia a los bañistas despistados; nada que ver con la situación actual, pues la abundancia de la Pelagia noctiluca y los dolorosos efectos de sus tentáculos urticantes han conseguido que más de una vez se hayan tenido que cerrar las playas al baño en muchos lugares de la costa mediterránea.

Seres de alta mar

La medusa luminiscente es un animal pelágico, como indica su nombre científico; los seres pelágicos son, por definición, los que desarrollan su ciclo vital en mar abierto, lejos de la costa. Por lo tanto, la llegada de estas medusas a nuestras costas es una anomalía que afecta tanto a ellas como a nosotros. Mientras permanecen en alta mar se alimentan de zooplacton, que capturan con sus tentáculos urticantes, a la vez que sirven de alimento a numerosos depredadores, entre los que se encuentran las tortugas marinas, los atunes y los peces luna. Cuando son empujadas a la costa se interrumpe su ciclo vital y terminan muriendo varadas en las playas o destrozadas por las olas, y a su vez causan dolorosos percances a los bañistas que topan accidentalmente con ellas.

Causas antrópicas de la sobreabundancia

¿Por qué son ahora tan abundantes, y por qué llegan hasta la costa? Básicamente por cuatro razones, todas ellas relacionadas con nuestro efecto sobre el medio ambiente:

-En primer lugar, el aumento de temperaturas en las aguas marinas provocado por el efecto invernadero acelera su ciclo vital.

-En segundo lugar, la sobreexplotación de los recursos pesqueros hace que sus depredadores naturales sean cada vez más escasos. Tomando tres especies como referencia, el atún rojo, el pez luna y la tortuga boba, es más fácil vislumbrar el problema; hablamos de grandes depredadores que podían consumir grandes cantidades de medusas en una sola jornada. En el caso del atún rojo, la sobrepesca de esta especie ha provocado que se encuentre en peligro de extinción. La tortuga boba no está en mejor situación; nunca ha sido una especie abundante, y la caída accidental en los palangres industriales están provocando que cada vez sea más escasa. En el caso de los peces luna, aunque en otros mares sigue siendo una especie abundante, en el mediterráneo la caída accidental en las redes de pesca está provocando la desaparición de los grandes ejemplares. Estos peces, en estado adulto, superan con facilidad los 100 kilos, por lo que los ejemplares de esta talla son aliados vitales en el control de las medusas.

-En tercer lugar, la agricultura intensiva vierte toneladas de fertilizantes a nuestros acuíferos, que terminan llegando al mar a través de los ríos. La alta presencia de nitrógeno y fósforo en las aguas marinas favorece el ciclo vital de las medusas.

-En cuarto lugar, cada vez llega menos agua dulce al Mediterráneo, ya sea por las sequías provocadas por el aumento de temperaturas o por la sobreexplotación de los acuíferos para la agricultura intensiva. Las aguas dulces costeras hacían de barrera para las medusas; hoy en día esa barrera es muy débil.

Medusas luminiscentes

Las medusas luminiscentes tienen una característica muy especial, brillan en la oscuridad. Quien haya tenido la oportunidad de ver su espectacular luminiscencia no lo olvidará fácilmente; es algo que roza lo mágico. Si no hubiéramos provocado su abundancia y sus llegadas masivas a la costa, esta especie raramente interactuaría con el hombre. Pero el mar a veces se toma su venganza.

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Redacción

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