Carta del Editor MH, 29/4/2024
Enrique Bohórquez López-Dóriga
Tome hoy Pedro Sánchez la decisión que quiera, irse o quedarse, las dos opciones son malas. Si se va, se agudizará el cisma en el Estado y en “su” partido; si se queda, se le acusará, con todo fundamento, de oportunista y de dictador plebiscitario. En cualquiera de los casos, lo seguro es que habrá hecho el ridículo y que nadie se cree lo de su amor a Begoña como motivo de su decisión meditabunda.
Las manifestaciones de sumisión, los “Pedro no te vayas”, nos retrotraen a Fernando VII y/o a Stalin, al “viva las cadenas”, a la cara oscura de la dictadura; nos avergüenza a la mayoría de los españoles y daña nuestra imagen internacional.
Convocar elecciones generales anticipadas podría ser una solución democrática, por lo tanto no creo que Pedro Sánchez – que tiene de demócrata lo que yo de obispo de Roma- haga eso. Él es un dictador enamorado de sí mismo, no un demócrata. Si se va será porque los de Pegasus consideran que Sánchez, ya rendido, es más útil fuera que dentro del Gobierno español.