Por Pilar Cayuela/Enviada especial de MELILLA HOY (Foto Europa Press)
Estuvimos sobrecogidos durante la segunda mitad del segundo set, sobre todo con el 3-5 a favor del argentino Pedro Cachín, el rival hoy de Rafael Nadal en el máster 1000 de Madrid y tras una orgullosa reacción del mallorquín, nos encontramos en ese segundo set con empate a seis, o sea ‘tie-break’ y el español echándole más corazón que acierto, se puso 2-0 arriba. Pero el argentino, no estaba para ponérselo fácil a Nadal y echándole también bemoles, con un tenis largo, profundo, con un saque muy colocado y con efecto y devolviendo golpe por golpe, consiguió que Rafael Nadal cometiera más errores de lo habitual en él, y alternar buenos golpes con fallos anormales, hasta el punto de que a Rafa se le veía por momentos abatido e incómodo en la pista, cosa sorprendente en el balear.
Al final, Cachín se llevó este set ante el descorazonamiento de la mayoría de los espectadores, que veían que Rafa había perdido la brújula y no encontraba la tecla para enderezar la situación. Gran parte de culpa de esta situación la tenía paradójicamente el excelente primer set que jugó el balear, que ganó por 6-1, empleando todo el arsenal de golpes de que dispone y dando una lección de estrategia en el desarrollo del juego que tenía desarbolado al argentino. Perfecto en el saque, golpes de derecha, altos, profundos y liftados, cambiando la dirección de la bola cuando convenía, y colocando dejadas suaves, inesperadas que tenían al jugador argentino como “sin recursos” ante la avalancha de buen juego que se le vino encima. La verdad es que el juego del mallorquín fue de verdadero maestro de talla mundial, además dando la impresión de jugar con el freno de mano echado en lo que al aspecto físico se refiere por aquello de poder aguantar ante futuros compromisos, no sólo de este torneo, sino de los futuros que pueda jugar…
En el tercer set, Nadal, tirando de recursos, algo más tranquilo, aunque sin confiarse demasiado, se puso enseguida 2-0, pero el argentino, muy entero y en la línea de su juego del set anterior, consiguió empatar a dos y los fantasmas de la posible derrota empezaron a asomar, siquiera levemente por la Caja Mágica. Nadal tenía la cara mustia y preocupada, porque su tasa de errores en algunos momentos como estos, cerca del final, seguía siendo elevada para él, aunque iba mejorando progresivamente. El argentino incluso ganaba en algunos puntos con largos peloteos, lo que supone eso hacérselo al mallorquín en la tierra batida.
Finalmente, el tanteo señalaba en este set un 4-3 para Rafa y ahí entre el apoyo del público, entregado con Nadal como siempre, y que el español apretando al máximo el acelerador, pero jugando sin mostrarse con ansiedad de los juegos anteriores, supo cerrar un partido que se le llegó a poner por momentos muy cuesta arriba. En definitiva, que hemos asistido a un gran partido en el que Cachín fue despedido con una gran ovación por el público asistente, tras recibir además un último abrazo del español por el gran partido que había realizado. Jugador éste a tener en cuenta para el futuro. A Nadal le veremos mañana contra el checo Tomas Machac. Veremos cómo responde el físico de Rafa, aunque por el tema de la lesión parece que no hay que preocuparse de momento.
