Pasados estos días, luctuosos días, donde la sangre se agolpa en la cabeza y ni nos deja pensar ni razonar, creo que es hora ya de reflexionar entre todos. Pero para reflexionar es preciso estar sereno y seguro de quererlo hacer, por eso suele ser tan difícil porque pueden mezclarse intereses que podemos creernos nuestros.
La muerte de un melillense, o de un residente en esta ciudad, es tan trágica e importante como lo es el hecho que dio lugar a ella cuando fue violenta y fruto de circunstancias que la predisponen y favorecen. Habrá que endurecer las penas, fomentar la educación vial y personal y eso debe comenzar en los hogares y de repaso en las escuelas.
No podemos darnos otra jornada triste y desgarradora en apenas trece kilómetros cuadrados a manos de unos desalmados que hoy arrollan, mañana apedrean y al siguiente roban, atracan o tirotean. Y sobre todo no podemos, Fuerzas Políticas, echarnos las vergüenzas, culpas, deficiencias, olvidos, descuidos, disimulos y de más despropósitos en la cara de unos y otros para obtener réditos políticos, FALSOS RÉDITOS POLÍTICOS.
Si los Países en determinadas circunstancias o situaciones necesitan hacer Pactos de Estado”, entre todos los partidos que forman el Gobierno de ese País., cuánto más fácil no será Pactar en Gobiernos Autónomos o de Ciudad donde somos cuatro gatos, mal contados y avenidos. De sabios es reflexionar, proponer y aceptar presupuestos comunes por el bien de una Ciudad para evitar que situaciones puedan desmadrarse.
A los 25 magníficos de la CAM sólo me resta decirle que se olviden de los votos, porque la política sirve o debe servir a la ciudadanía y no a las urnas, que busquen soluciones entre todos, como Fuenteovejuna, sin “acritú”, ni recelos, con nobleza de caballeros y con afán de servicio contrastado.
MELILLA MERECE Y NECESITA UN PACTO DE CIUDAD, antes que volvamos a llorar hechos como los ocurridos a finales del 85 y comienzo del 86. ¿Recuerdan?
