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Opresores poderosos y opresores religiosos

La democracia está moribunda en buena parte del mundo y muerta en la mitad de éste, sin que aparezcan posibilidades de resurrección. El estudio, realizado por el prestigioso ‘The Economist’, incluye a 167 países en todo el mundo, y aparece publicado en el año 2021. De todos ellos, tan solo 21 son considerados democracias plenas -un 12,6% de los países, con un 6,4% de la población- Otros 53 países son considerados como democracias deficientes -un 31,7% de los países y un 39,3 de la población- Este estudio incluye a casi todas las naciones soberanas y tan solo excluye, por ser considerados como poco significativos, algunos países de muy pequeño tamaño o población.


Los gobiernos opresores están proliferando en el mundo. Desde opresiones ‘medianas’, como las de Pinocho y las de Hungría, hasta opresiones dictatoriales como las de China o Afganistán. Resaltar que España está en el grupo de las democracias deficientes ¿le sorprende a alguien? Y descendemos cada año hacia peor: ocupaba el puesto 19 en el año 2019, el puesto 22 en el año 2020 y el puesto 24 en el 2022. Mal de muchos … Estados Unidos está todavía peor que España en el ranking, lo que tampoco es de extrañar dados los acontecimientos en ese país, en los últimos años.


CHINA, la opresión del poderoso.
Llama muy poderosamente la atención el que la República de China ocupa un muy distinguido puesto 8, justo tras las democracias nórdicas. Pero no se rasguen las vestiduras, criticando la certeza del estudio. Se refiere a la que todos conocemos como Taiwán, la república isleña que el poder dictatorial chino está empeñado en absorber.


La otra China, la que tiene un régimen comunista al que llaman democrático, curiosamente de partido único y dictador perenne, ocupa el lugar 136 en el ranking. Pero las democracias occidentales, muy democráticas ellas, reconocen diplomáticamente a la China 136, pero no a la China 8. Negocian y se enriquecen, eso sí, con la China 136, cuyo mayor, si no único mérito, es que tiene más de 1.300 millones de habitantes.
La renta per cápita de España es el doble que la de China, cada español es dos veces más rico que cada chino y aún más, considerando que la riqueza en España está mal distribuida, pero en China lo está terriblemente, casi no se distribuye. Ya saben, 1 euro por cada español son 40 millones de euros. Un euro por cada chino son mil trescientos millones ¿dónde se supone que está el mercado? Por eso las empresas mundiales se han ‘tragado’ todas y cada una de las imposiciones que el gobierno chino ha querido imponerles, para permitirles entrar a hacer negocio en el país. La imposición de un socio chino, las obligadas transferencias de tecnología, la falta total de respeto a los derechos de propiedad, los contratos con doble interpretación, todo ello constituye tan solo un recuento ínfimo de lo que, cualquiera que haya hecho negocios en China, conoce sobradamente.
La ‘democrática’ República Popular China, entre otros muchos asaltos menos conocidos, ya asimiló por la fuerza el Tíbet, destruyó la democracia en Hong Kong a pesar de los compromisos adquiridos, y ahora quiere hacer lo mismo con Taiwán. Tan solo Estados Unidos, muy tibiamente, osa prestar un cierto apoyo a la isla, para tratar de dificultar el que la democracia número 8 del mundo sea invadida por la dictadura 136.
En este contexto, los funcionarios estadounidenses creen que China 136 está observando de cerca la guerra en Ucrania y las acciones de ambos contendientes y de sus apoyos. El pasado julio, Bill Burns, el director de la CIA, dijo que China “podría haberse sorprendido por las dificultades que Rusia ha tenido en Ucrania y que la conclusión de China, por ahora, sería que, para intentar una invasión de Taiwán, necesitaría disponer de una fuerza masiva, que le obligaría a complementar unas capacidades militares de las que todavía no dispone”.


AFGANISTÁN, la opresión religiosa.
Amnistía Internacional, en un informe publicado hace unas pocas semanas, dijo que las vidas de mujeres y niñas afganas están siendo destruidas por una represión «asfixiante» de los talibanes, desde que tomaron el poder hace casi un año.
Cuando los talibanes, hace no muchos meses, derrocaron al gobierno respaldado internacionalmente, se presentaron como moderados, negando que fueran a hacer lo que ocurrió cuando ostentaron por primera vez el poder, en la década de 1990. Inicialmente, los funcionarios talibanes hablaron de permitir que las mujeres siguieran trabajando y que las niñas continuaran su educación.


En cambio, formaron un gobierno exclusivamente masculino aplicando a rajatabla su interpretación de la ley islámica, que ha prohibido a las niñas asistir a la escuela desde séptimo grado, ha impuesto un vestido que lo cubre todo y que deja solo los ojos visibles y ha restringido el acceso de las mujeres al trabajo.


Amnistía dijo que los talibanes también han diezmado las protecciones para quienes enfrentan violencia doméstica, detenido a mujeres y niñas por haber sufrido violaciones y contribuido a un aumento en los matrimonios infantiles. El informe también documentó la tortura y el abuso de mujeres detenidas por los talibanes, por protestar contra las restricciones.


«En conjunto, estas políticas forman un sistema de represión que discrimina a las mujeres y las niñas en casi todos los aspectos de sus vidas», dijo el informe. «Esta asfixiante represión contra la población femenina de Afganistán está aumentando día a día».


El aumento, dijo Amnistía, “se ve impulsado por la crisis económica y humanitaria de Afganistán y la falta de educación y perspectivas de empleo para las mujeres y las niñas”. El informe documentó casos de matrimonios forzados de mujeres y niñas con miembros talibanes, bajo la presión del miembro talibán o de las familias de las mujeres.


«Menos de un año después de la toma de control de Afganistán por parte de los talibanes, sus políticas están privando a millones de mujeres y niñas de su derecho a llevar una vida segura, libre y plena», ha manifestado Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional.

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Gonzalo Fernández

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